jueves, 30 de noviembre de 2017

El Carranza

 El año que nací

El Carranza, hoy


Francisco Javier Gómez Izquierdo

  En 1955, el mismo año de la primera edición de la Copa de Europa -L’Equipe, Bernabéu, ya saben...-, unos señores de Cádiz ingeniaron un torneo que pasaría a la Historia del Balompié como el Torneo de los Torneos: el Trofeo Carranza.

      Los no nacidos en Cádiz esperábamos ansiosos la última semana del verano antes del comienzo de la nueva Liga para poder ver por televisión a los mejores equipos, no de Europa, sino del Mundo. Hablo de los años 70 en adelante, cuando por ejemplo se celebró una edición para que Cruyff y Pelé se pudieran enfrentar en una final Barça-Santos con Español y Palmeiras de secundarios. Recuerdo que aquella final la ganó el Español al Palmeiras con un Pelé ya decadente goleado en el partido de consolación. A Cádiz venían los mejores de Europa: Inter, Milán, Roma, Eintracht, Stade de Reims, Standard de Lieja, Madrid, Barça, los Atléticos, Betis.... y los mejores de América: Peñarol, River Plate, Estudiantes, Nacional, San Lorenzo, Palmeiras, Vasco de Gama...¡ah, el Vasco y sus contundentes negros cabreados ganadores de unas cuantas ediciones a los que traíamos en conversación hasta que empezaba la temporada! Por lo general, al domingo siguiente. Reconozco que llevamos unos cuantos años que ya no es lo mismo y que el torneo ha perdido sentido internacional, pero el fútbol tendrá que agradecer siempre el invento de la tanda de penaltys que desde 1962 -VIII edición- decide emocionantes eliminatorias e incluso finales de Copas del Mundo.

      El Carranza se creó para pagar las necesidades de un equipo recién ascendido a 2ª. Las necesidades de un equipo que pasó de jugar contra el Iliturgi y el Utrera para  hacerlo contra el Barça y el Sevilla tardando los mínimos años posibles. Para prestigiar su criatura los directivos gaditanos no quisieron imponer la participación del Cádiz hasta bien entrados los 70 ya con el equipo en Primera.  Eran tiempos del sindicalista Quino, el extravagante Canito y los exquisitos Mejías, Villalba o Carvallo. El Mágico aún estaba por venir.
     
El Carranza era y es el Carranza. El mejor torneo de fútbol. Conquistarlo, un honor para los mejores equipos y los más grandes futbolistas del mundo. Carranza, un nombre inseparable al fútbol para los gaditanos, los españoles y el mundo en general.

     Resulta que no. Que Ramón de Carranza y su hijo José León fueron unos alcaldes franquistas con la maldad propia de todos los franquistas de los años 50. Al parecer los franquistas por aquellos entonces eran pocos y muy señalados y aunque los Carranza construyeran el estadio  y aprobaran, fundaran y contribuyeran al engrandecimiento del torneo de su nombre, no merecen que su memoria permanezca entre los gaditanos, porque así lo han decidido los muchos “kichis”, que al parecer en Cádiz son y que saben que los Carranza eran unos “chivatos”. Chivatos franquistas. Ni vasquistas, ni catalanistas, ni siquiera cadistas. Chivatos franquistas.

      Van a cambiar de nombre al campo de fútbol del Carranza y ¡claro está! se han levantado voces contrarias en el mismo Cádiz con gran sorpresa del alcalde que ha prometido someter a votación ,¡¡que manía!! entre los cadistas la ocurrencia de unos coleguitas que recuerdan como si fuera hoy la dictadura de Primo de Rivera, la de Franco y hasta la conquista por el pueblo andaluz del artículo 151 de la Constitución, ¡¡¡¡en 1977!!! Más concretamente, un 4 de diciembre. Los tíos van a cambiar también el nombre a la calle León de Carranza por ese 4 de diciembre, aniversario ¡mecachis en la mar!, del nacimiento de Franco. Y a todo esto, los cadistas de Burgos, ¿podremos votar?