viernes, 2 de diciembre de 2016

Vayan dialogando

El beso de Meritxell con ojo sorayesco a lo Sergio Busquets
Hughes
Abc

Estos días, resumo mi estupor de dos maneras. El estupor ante lo eterno cañí, es decir, el pillo sin vergüenza alguna y el trágala silencioso, lo expreso con la palabra “impresionante”. No la digo como Jesulín, no digo Im-presionante, sino de corrido y con el asombro intacto: impresionante. Suena casi casi “impechonante”. Se me pone la mandíbula del Pajares lascivo porque es que me siguen impresionando como el primer día. Me niego a perder el asombro juvenil. (Hay que reconocer la genialidad de Jesulín de fracturar el “impresionante” y darle esa pausa torera. De hacer eso con esa palabra, buscando las profundidades etimológicas)

Cuando el estupor es ante lo existencial-kafkiano, cuando las cosas son Matrix, entonces digo “invivible”. Y lo digo casi a la catalana: ¡invivible! Invivible es mi austrohúngaro. A los amigos y familiares se lo voy pegando (además, ellos están igual) y las conversaciones son así:

-Invivible.

-Impresionante.

-Buah, chaval.

Pero es que no es para menos. Por ejemplo, llevamos media vida oyendo lo del diálogo de Zapatero, y ahora, de la noche a la mañana, nos sale un diálogo sorayesco (es decir, marianil). Un diálogo sin aristas, sin alambradas, sin pinchos. Todos a dialogar. Un diálogo como una bandada de pájaros que hubiera llegado. Un diálogo súbito. Y si el diálogo de Zapatero era “rompedor” de España, el diálogo sorayesco no. Es un diálogo constructivo, un diálogo regenerador, reconstituyente. ¿Y por qué?

Hombre, ha habido antes algo maravilloso: la aparición del 78. La instrumentalización del 78. El remix del “libertad, libertad, sin ira libertad”. La genialidad marianil está ahí: Ciudadanos ha sido incorporado al Régimen de Partido Único (¡las terceras no, las terceras nunca!) de un modo fabuloso: han dejado que le creciera el suarismo de invernadero, de segundas, impostado, de disfraz (no puede ser de otra manera) y esto ha sido fagocitado por el PP.

Rajoy, Cronos, Saturno devorador de generación tras generación se zampa el 78ismo de Ciudadanos, su pátina reconstituyente. El Nuevo Consenso. Ciudadanos es la sesentayochez del PP. Es una cremita cosmética para la eternidad marianil. Así, esta acometida institucional absolutamente contraria se justifica con intenciones reconstituyentes. Oportunismo constitucional. Esto es perfecto. Imaginen. Un gobernante-partido en el poder que pudiera ir ingiriendo pequeños suárez cada poco tiempo. “A ver, un Suárez”, ¡una pildora gatopardiana!

Porque el PSOE ya no es problema, fracturada la izquierda por el instrumental Podemos. Otra de las hazañas de la época ha sido romper la alternancia. Incluso la pelea entre Errejón e Iglesias es falsa. Es un papel. Iglesias juega a romper la vajilla, y Errejón a reconducir a Iglesias. Es necesaria la visión de dos vías, lo bífido, la salida abierta a una reconsideración cabal de Podemos. Así, el errejonismo es la salida siempre abierta a la transversalidad y a la moderación. Al moderantismo neofalangista y eternamente español de Podemos. Es algo estructural y necesario.

Así las cosas, España es un Régimen de Partido Único, una socialdemocracia postrera y exterior en el mundo, vinculada al paroxismo fiscal europeo. La etiqueta “populismo” (flor más conseguida de la unión del politólogo y el tertuliano) protege a este Momento Español de las corrientes anglosajonas y europeas, sancionadas como extrema derecha o populismo, según los casos.
Así, se inactiva cualquier crítica por ambos lados del espectro político del Partido Único, y cunde una sensación de satisfacción general con nuestra democracia.

España se impermeabiliza contra el “veneno” (virus informático de horrenda libertad) de democracias seculares, contra la rebelión ideológica, contra la reconsideración “plástica” de este momento de la historia, y, sobre todo, contra la rebaja fiscal. Todo es populismo o fascismo o algo peor, trumpismo.
Contra la alt right, Corcuera.

(Al respecto del trumpismo: los que se equivocaron con Trump siguen haciendo su trabajo, imagino que ganando lo mismo. Los que lo vieron -periodismo humilde de ojo abierto- han de protegerse de las acusaciones de extremismo…¡país!).

El Régimen de Partido Único, validado por el falaz revival del 78, evita ir al fondo del asunto: las reformas de fondo, lo estructural, y el tratamiento de determinados colapsos. Vivimos en una burbuja histórica e ideológica y la retórica del 78 (con sus nuevos jóvenes, y sus nuevas Pregos, y su salto generacional de calcio), la retórica del 78 funciona como opiáceo, como narcótico. Es curioso: la transición funciona como cortafuegos, como hiato. La Transición es un hiato. El diálogo de Zapatero era endemoniado y el sorayesco es benéfico y angelical. ¡Impresionante!

Me gusta porque sí que hay alguna diferencia: el diálogo de Zapatero era del tipo cantinflesco (gonzalista), un poco ozores, era un diálogo-embolic; mientras que el diálogo de Soraya es muy Madre Superiora y un poco policial: dialoguen, venga, dialoguen. Vayan dialogando, señores, vayan dialogando…

La portada de ABC de hoy es reveladora, con ese beso+mirada de ubicación+mirada de relativo control posicional. Una mirada un poco Sergio Busquets, de dominio unipersonal de todos los confines del centro.

El lapsus, el gesto y lo instantáneo es lo que queda para la revelación mayor de las cosas.