martes, 24 de mayo de 2016

"Hética"

Giovanni Gentile


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Desde que el neokantiano Pablemos, que jura haber leído una “Ética de la Razón Pura” de Kant, abrió el melón ético en este Estado de Partidos, todo es adelgazar.

Leo que el ministerio de Hacienda alerta a Televisión Española de “un grave problema ético” con la serie “Cuéntame”, una especie de “Los Roper” de la Santa Transición, por unos malentendidos fiscales de sus protagonistas.

Esto, desde luego, es ir más lejos que Sloterdijk en su folleto sobre la fiscalidad en Alemania, donde “erario público” se dice “mano pública”. Ese hombre piensa que sólo una ética del dar puede cambiar el oscuro reinado de Witiza que es la desgraciada Alemania de Merkel y Habermas.
Para Sloterdijk, el ministro de Hacienda moderno es un Robin Hood que ha jurado la Constitución, y su primera obligación ministerial debe ser convertir su ministerio en seminario para la formación de dadores, es decir, la socialdemocracia como escuela de generosidad (transformar la recaudación obligatoria en donación voluntaria), frente a la doctrina tomista que llamaba “robo legal” a la praxis de los tributos, doctrina medieval que hoy perdura en esa mentalidad de nuestros evasores más famosos, cuya elevada autoestima les impide comprender por qué ellos han de aportar a la comunidad algo más allá del favor de su mera presencia.

La independencia americana surgió de la negativa a pagar impuestos sin representación.
Pero ¿a quién importa la representación en Europa?

Lo pintoresco del Estado de Partidos es que, entre la paralela y la multa, te coloque un catecismo ético entre el Sermón de la Montaña y la “Tetralogía de la ejemplaridad”, ya que eso, oh, justicia poética, viene a ser el Estado Ético que hizo Gentile por encargo de Mussolini, que quería una cosa rápida, resumida por él mismo en una fórmula que, de Rajoy a Pablemos, pasando por Rivera y Snchz, hace furor en la clase política española: todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.