lunes, 30 de noviembre de 2015

El Real Oviedo

Real Oviedo 72/73:
César, Djoric, Tensi, Juan Manuel, Chuso, Vicente,
 Javier, Iriarte, MARIANÍN, Galán y Uría

Francisco Javier Gómez Izquierdo

Hemos consumido un tercio de liga y mientras en Primera División al  Real Madrid le persiguen analistas y teóricos del fútbol ofensivo “maridado” -toda España es un océano de gustos- con el equilibrio defensivo y al Barça le entran siempre las cuarenta en esee particular subastado de a dos,  en 2ª División lidera la clasificación el equipo que menos pueda pensarse. Esta semana, el mío. El Córdoba.

         Había perdido Osasuna en El Sadar ante el Alcorcón, el once que esta temporada mejor ha jugado en mi presencia, por lo que la cabeza de este pelotón de veinte equipos rocosos, esforzados y tan parejos que uno no se atreve aún a separar el trigo de la paja se ofrecía al aspirante menos fallón. 
    
Venía el Real Oviedo a El Arcángel y la visita se me antojaba de prestigio, ya que un servidor vivió la gloria de aquel Marianín goleador antes de la llegada de los extranjeros y todas las tribus de la oriundez. Javier, Iriarte, Marianín, Galán y Uría era un quinteto de extraordinaria elegancia al tiempo que no se arrugaba ante el más pintado.  El Oviedo cae bien en todos los pueblos y ciudades del mundo, su propietario dicen que es el más rico de toda la Tierra, excepto en Gijón, y como esta temporada viene además con Esteban, el abuelo de la Liga, todo sus partidos los empieza con saludos y aplausos de las aficiones. Ponen los periodistas que es aspirante al ascenso, aunque creo que el Oviedo es menos de lo que nos quieren hacer creer, pero no deja de ser opinión muy particular.

      En portería, lo dicho, Esteban. En la defensa, un lateral derecho totalmente desconocido, Johanennsson, que le ha quitado el puesto a Fernández, un mozo que nació en el barrio en el que vivo y que salió de nuestra cantera; en la izquierda Peña, no tan abuelo como Esteban, pero casi. Le recordarán por sus trienios en Valladolid y Albacete. Como Sergio Egea vio mucho fútbol modesto en Madrid entrenando al Castilla, se llevó al Oviedo varios jugadores, imagino que de su agrado. Entre ellos dos centrales: Borja Gómez, valladar de la gesta conocida como Alcorconazo, y David Fernández, capitán que fuera del Guadalajara. El medio centro es Jonathan Vila, un gallego que en sus comienzos en el Celta no parecía tener techo. No me explico lo que ha pasado con este chico. Jon Erice, como buen navarro, brega y se parte la cara en el centro del campo y de vez en cuando pega cuatro voces a Borja Valle, un berciano que se hizo en la Ponferradina y que tampoco ha llegado donde prometía. El mejor de los ovetenses es Susaeta, al que el Alcorconazo también puso en la palestra. Escribí al club para que lo pretendiera y como lo fichó el Rayo insistí para que nos lo cediera. Imagino que en el Córdoba ni se molestaron en preguntar. Es jugador de Primera División, extraordinario lanzador de faltas y magnífico centrador desde la derecha. Algo malo debe tener que no conozco para que no haya llegado a la élite. A última hora, Sergio Egea pidió a Koné, un negrito que marcaba todos los goles del Rácing y al que se tuvo que vender para pagar la luz y el agua. Para mí que juega demasiado en punta, pero su entrenador sabrá. A Toché, un nómada de Murcia, lo veo mas delantero que Koné, pero aquí estuvo casi siempre en la izquierda. En El Arcángel faltó Linares, un punta molestón y mal encarado que suele desquiciar a las defensas rivales.  Poco más tiene el Oviedo digno de señalar.

     El Oviedo casi siempre pierde en El Arcángel, un estadio que le trae muy malos recuerdos. Esta vez ha sido 2-1 con otra genialidad de Fidel -véanlo en el yutube si les gusta el fútbol- y con un gol nuestro en fuera de juego y el de ellos de Toché con la mano, pero aún recuerdo cómo hace doce o trece años Moisés marcaba un gol que supuso el descenso a 2ªB de los ovetenses una tarde en la que me fui a casa con cierta pena por la desgracia del Oviedo. Después casi desaparece tras un doloroso peregrinar por la Tercera del que al parecer se apiadó Carlos Slim, el millonario al que han contado que el Oviedo tiene equipo para ascender.

Pájaros y escopetas

Pisa con garbo, morena


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Para ganar en Éibar, la capital escopetera, hay que hacerse el pájaro (mitológico pájaro) que se tira a las escopetas. El Madrid lo hizo con Bale, que no metía un gol desde agosto, y con Cristiano, que se apuntó un penalti que pasaba por allí. Bale y Cristiano son como Maribel Martín (esa manera de recogerse la cola) y Ana Belén en “Fortunata y Jacinta”, enfrentadas por el amor de Juanito Santa Cruz, que sería su presidente. Jugó James, para que no se diga, y en el banco se quedó Benzemá, el chico que sigue en Babia, que es un barrio de Lyon.



    Y Benítez ¿qué? ¿Otra vez cabezota?

    El problema de Benítez, como bien ha visto Emilia Landaluce, es la perilla, igual que el problema de Occidente, como bien ha dicho Jean Clair (ex director del Museo Picasso) es el sinsentido. El sinsentido de un entrenador con perilla en el Madrid, que es el Occidente del fútbol.

    –La gente, hoy, vegeta sin sentir ni apreciar el don de la vida –dice Clair–, como si todos fuéramos a vivir miles da años: sin dar importancia al hecho de estar vivos. Parecen convencidos de ser eternos: un día más, otro, otro, la jubilación… ¡Y ese sinsentido se refleja en el arte! Por eso no vale la pena ir a las exposiciones de arte contemporáneo.
    
¿Y a los partidos de Liga? ¿Vale la pena ir a los partidos de Liga?

    En Éibar, seguramente. El Éibar es el último representante de la Furia Española (yo digo Éibar y veo a Garmendia, el portero de toda la vida del Éibar que cortaba el bacalao en el fútbol y los chuletones en el pueblo).

    En Madrid es otra cosa. Sarabia, que jugando y hablando es un vizcaíno plasta, justamente lo único que no puede ser un vizcaíno, se entusiasmaba viendo al Madrid “mordiendo”, como si el Madrid fuera el caballo “Morante” de Diego Ventura tirando ñascos al toro, que era el japonés del Éibar. Pero, mientras eso sucedía, los aficionados a lo blanco teníamos en la cabeza, dando vueltas, el globo de Guardiola en el banquillo del Madrid, que tampoco sería una locura tan gorda. Si Del Bosque, un Hombre de la Casa (apagaba las luces en la Ciudad Deportiva para ahorrarle gastos al club), se hizo marqués y culé, ¿por qué Guardiola, que recogía pelotas en el Campo Nuevo, no iba a hacerse castizo y madridista?

    –En este oficio –dice Pepe Cerdátienen éxito los genios y los organizados.
    
Cerdá habla de su gremio, los pintores, pero lo que dice vale para los entrenadores, ahora que el periodismo deportivo ha iniciado al piperío en los arcanos del arte.

    Guardiola no es un genio, pero es organizado en su trabajo (“un trabajo correcto, reconocible y previsible”), la Composición Artística, que consiste en reducir el arte a geometría a base de triángulos. Rubens, Rembrandt y Velázquez son las víctimas propiciatorias para la triangulación en el arte, y en el fútbol hemos visto los efectos de esa práctica fetichista por parte de Guardiola con las figuras del Bayern de Munich.

    –Lo más gracioso –se admira Cerdá– es que intentan encontrar una regla general aplicable a toda obra de arte.
    
Y si Arte en nuestros días es todo lo que tenga a bien publicar la editorial Taschen, Fútbol parece ser sólo lo que tengan a bien admitir como tal los editoriales del “As” y el “Marca”.




LA PIPA PROHIBIDA

    A simple vista, en el campo del Éibar se renuevan los viejos olores del fútbol, que eran los de la ropa planchada del domingo al último sol de la tarde mezclados con el del humo del “faria” del abuelo con boina y el de la yerba húmeda recién cortada. Por eso el cartel de “Pipak jatea guztiz debekatuta” que prohíbe terminantemente, que es como deben prohibirse las cosas, comer pipas. La pipa es cotorrera y socialdemócrata, y ni siquiera imaginamos la subversión que un cartel como ése desataría en las gradas del Bernabéu, donde podría publicarse en los videomarcadores, entre cuarteto y terceto del himno de la Décima. Un público serio toma bicarbonato. Pero un público crítico no monda pipas. Ni pita a Bale.


La tertulia, reina de la tele y de la política

Manolo Morán, patrono del charlatanerío hispánico (el indio es la audiencia)


Hughes
Abc

Los domingos el tertuliano descansa, con la paradójica excepción de 13TV. En «La marimorena», Javier Nart, recién llegado de Irak, aporta una exclusiva. «Nos emboscó el Daesh». El eurodiputado narra su experiencia. «Escuché un fiú, era una explosión. Pensé que era un mortero, diría que del 81, pero no había ráfagas, tenía que ser un 23 milímetros». Nart habla con conocimiento de causa de Irak, el Daesh, Cataluña, el multiculturalismo y Malí. No arregla España porque quizás arreglar España sea una vulgaridad, pero parece haber dedicado su vida a tener razón. En Nart, el salto de las tertulias a la política parece algo natural. Lo que ha pasado es algo así. Una erección de las tertulias, convertidas en escenario de la vida política.

El origen sociológico quizás esté en los cafés, ya moribundos. Se suele mencionar «La clave» de Balbín. También «La trastienda», una tertulia radiofónica de Ónega en la Ser.

Las tertulias nacen con la democracia. Idealmente, son la representación mediática del consenso, palabra clave durante la Transición. En consonancia, el formato se ha revitalizado en los últimos tiempos.

En televisión hay tertulias desde primera hora de la mañana. En «Los desayunos de TVE» el tono es tranquilo. Los tertulianos no están dispuestos en semicírculo, sino como un brazo de la presentadora.  Comentan, sin antagonismos, la entrevista al personaje de la actualidad. El tertuliano medio esgrime un «nosotros» misterioso. El nosotros de la comunidad internacional, Occidente, o la ciudadanía. Reclaman una unidad política, una unidad mundial ante los problemas. Simplifican la realidad, y eso no es del todo malo. El premio Nobel Daniel Kahneman ha señalado que opinar está en la naturaleza humana. «El estado normal de nuestra mente es tener opiniones ante cualquier cosa». La tertulia es la heurística política española, esto es, el modo de encontrar respuestas sencillas a preguntas difíciles mediante sesgos o estereotipos. A cierto nivel, la mente funciona igual. Podría decirse que las necesitamos.

En Antena 3, Susanna Griso dirige su tertulia con un bolígrafo entre los dedos, como si tuviera una falange entablillada. Como la situación mundial está agitada, llena una mesa con expertos estratégico-militares. No hay tertulia que no incorpore uno. Los tertulianos habituales, sin embargo, no se arredran y opinan con la habitual desenvoltura.

Al novato en tertulias es normal que le recomienden espabilar: «Tú habla, no te calles, que fulano dispara tres palabras por segundo».

La influencia de los expertos se empieza a notar. Daesh ya se pronuncia Dash, los turcos son turcomanos y se habla del Sahel con naturalidad.

Tanto Ana Rosa como Griso conectan repetidas veces con la actualidad. La tertulia espera en tensa expectativa opinativa. En un momento dado, Ana Rosa utiliza la expresión «pasar a cuchillo», y la palabra «buenismo» se repite lo suficiente para indicar un ligero predominio del centroderecha.

Algún tertuliano fue visto anoche opinando en otro lugar. ¿Cuántos hay? Parece funcionar una habilitación que permite entrar en el circuito y rotar incluso en grupos rivales. Resuenan las palabras que furtivamente grabaron a Carmona: «Hemos metido a gente en las teles».

En las tertulias casi no hay opiniones jurídicas, estéticas o religiosas, sino la reproducción de una lógica de partidos. Es una retórica de, por, para, y hacia los partidos, que las han ido invadiendo hasta trasladar allí el debate político.

La mañana prosigue con el programa de Isabel Durán en 13TV. Predominio de derechas, aunque aparezca el periodista Carlos Carnicero con una pajarita carmesí. En muchas tertulias es necesaria la figura del tertuliano sparring. El antagonista sobre el que rebotan, como punching ball, los comentarios de los demás. Se repite la frase «con la que está cayendo»; también «Si esto lo estuviera haciendo…». El victimismo ideológico es habitual.

Los programas matutinos tienen algo de magacín sedente. Antes, la reina era la tertulia del corazón, hasta que fue desprestigiada y asumida totalmente por Telecinco. La tertulia saltó entonces a deportes y política.

Al llegar el mediodía, hay un cambio de tono. Javier Ruiz en Cuatro y Ferreras en La Sexta introducen un estilo menos relajado, muy enfático, de constante conexión con la actualidad. Hasta el momento se ha comentado lo que viene en los periódicos, pero ellos tratan la actualidad candente, quieren fabricarla. Es parte del éxito de La Sexta. Ferreras hace un programa mixto de información y opinión, muy vivo. Pone un vídeo de Felipe González que dice «conexión inmediata e inmediática», y da paso a los tertulianos como el director de orquesta a la sección de cuerdas. A esta hora, el tono es claramente de izquierdas.

La Sexta prolonga la política por la tarde en «Más vale tarde». Ni mañana ni noche, la tarde es para ellos. De nuevo, noticias y opinión. Aquí, la mesa se sustituye por unos taburetes altos, como de after work.

La Sexta es protagonista de este boom tertuliano. Una de las emocio-
nes fundamentales de toda tertulia es la indignación. Por eso en tiempos de Zapatero las tertulias de la TDT (se habló de TDT Party) canalizaron el descontento. Después, el 15M y las disfunciones de la crisis han tenido altavoz en La Sexta. Primero con el desahucio y el drama humano, después los partidos emergentes. Pero hay cierta continuidad: Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Rivera fueron tertulianos de Intereconomía. Se pasa de un ámbito ideológico a otro, de la TDT a las privadas postZP.

Las tertulias clásicas de predominio derechista sobreviven en la noche. «El cascabel» en 13TV, y «El gato al agua» en Intereconomía. La derecha se solaza en lo que Foster Wallace llamó «el regocijo apocalíptico», repetido con la crisis por los economistas de izquierdas, alguno de los cuales llegó a profetizar la vuelta al trueque. Funciona también algo así como la polifonía de la convicción, el placer de escuchar nuevos puntos de vista con los que estar de acuerdo.

La última tertulia del día es «La noche en 24 horas». El predominio es suavemente conservador, pero sin confrontación. Periodistas veteranos y mayor profundidad. Quizás sea la mejor de todas. El asalto del formato al prime time del fin de semana ha sido una de las novedades de los últimos años. Cuatro y La Sexta programan tertulias en sábado noche. «La Sexta noche» fue lanzadera de los tertulianos a las Europeas. La razón de que conozcamos a Tania Sánchez; púlpito para la tecnodemagogia de Revilla. Eso coincidió con el silencio comunicativo del PP, reconocido implícitamente al enviar a Maroto, Casado y Levy a los platós.

El juicio a estas fórmulas de comunicación suele ser positivo. Se asocian con la cercanía, el contacto, la repolitización post 15M, la transparencia, y el control ciudadano, pero también con el populismo, la informalidad política y cierta degradación del debate. Estos programas se caracterizan por la contienda espectacular. El prime time hace surgir la necesidad del personaje, el opinador que despierta adhesiones y rechazo.

Porque estas tertulias no derivan tanto del modelo excelente de «La clave» como de figuras televisivas cercanas a lo que se llamó telebasura. Por ejemplo, «Moros y cristianos» de Sardá, de Gestmusic (del independentista Mainat). De ahí se pasa a «Salsa rosa» y posteriormente a «La noria» de Jordi González, híbrido de corazón y política (memorables duelos de María Antonia Iglesias y audiencias de un 20%). Tras el rechazo publicitario por la entrevista a la madre de «El Cuco», mutó maquillado en «El gran debate», que finaliza en 2013, el mismo año en que La Sexta estrena «La Sexta noche». Su directora será fichada después para hacer «Un tiempo nuevo» en Cuatro, apoteosis del género, pues funciona como una matrioska de tertulias. Una va saliendo de la otra.

La tertulia es la tele más parecida a la radio, la habitual forma de directo en el medio. La explosión del formato ha de buscarse también en la época de la TDT y sus programas de bajo coste. Es un fenómeno complejo, pues, en el que aparece el ideal modelo de consenso comunicativo tras el 78, el dominio de la política de partidos, la influencia de la televisión italiana de los 90 (europopulismo) o el formato propio de la TDT en tiempos reactivos de Zapatero. La tertulia parece ya un género tan español como la zarzuela.

En una semana de tertulias, Marhuenda ha aparecido en cuatro cadenas distintas. Imposible recordar, a estas alturas, dónde llegó a hacer precisiones técnicas sobre cómo se realiza un bombardeo.

Lunes, 30 de noviembre

Valle de Esteban

-Hacer algo que nadie te ha encargado, y que en el fondo a nadie importa, es un poco extraño en esta cultura de la rentabilidad.
Pepe Cerdá

domingo, 29 de noviembre de 2015

Kaka Fruits Spain

Supermercado en Muscat, Sultanato de Omán
J.R.M.

Domingo, 29 de noviembre

Valle de Esteban

-Antes pensaba que sólo había dos momentos para enriquecerse con dignidad en una vida. Estos eran: cuando se nace y cuando se contrae matrimonio. Ahora acabo de descubrir otro, que consistía en haberle hecho caso a mi madre cuando me decía machaconamente en mi juventud: "Hijo mío, da la entrada de un piso que luego lo pagas sin enterarte".
Pepe Cerdá

"Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas"

DOMINGO, 29 D NOVIEMBRE

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y del oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros temblarán. Entonces, verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.

Lucas 21,25-28.34-36

sábado, 28 de noviembre de 2015

Patriotismo



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Cuando el presidente de Francia va por el mundo pidiendo ayuda como Gary Cooper por Hadleyville en “Sólo ante el peligro”, aquí el jefe del Ejecutivo (que en el sistema español lo es también del Legislativo y el Judicial) echa el rato en la radio estudiando el despliegue táctico del Madrid de Benítez en Ucrania, mientras la “Doña Virtudes” de la izquierda, Monedero, insinúa en un establo electoral vicios de Rivera, que se defiende con frase de camiseta en Twitter: “La nueva política es defensa y debate de ideas y valores.”

Rivera llama ideas a las ocurrencias del marketing "votero" y valores a los disvalores socialdemócratas, que son el glamour de esta época. Moralmente, al lado de la “nueva política” de Rivera, la “vieja política” de Romero Robledo, el pollo de Antequera, parece la regencia del cardenal Cisneros.

Es la irrelevancia colectiva de España, contra lo que fue su grandeza, producto, según Cánovas (que tantas vueltas dio a Rocroy), “de hazañas aisladas y de ricas herencias”.
Porque conoce la historia al dedillo puede decir Cánovas que “el patriotismo desaparece de los pueblos tan pronto como se convencen de que no son gobernados como tienen derecho a esperar”.

Ya que vemos lo poco que va del “Je suis Paris” al “Je suis autre jeta”, pensemos que, bajo Cánovas, Bismarck, que era un ídolo en España (del Rey abajo todo el mundo bailaba el “Walhalla o las glorias de Alemania”, del hispanista Fastenrath), puso su bota sobre las Carolinas y la reacción popular en Madrid fue ir a la calle del Amor de Dios, donde la Embajada de Alemania, y apoderarse del escudo y del asta de la bandera para entregarlos “al vejamen del arroyo”, antes de seguir hacia las Embajadas de Francia e Italia a vitorearlas.

La necesidad no deja ejecutar lo mejor –era un lamento recurrente de Felipe IV.
Ahora la “necesidad” que no deja ejecutar (¡ni lo mejor ni lo peor!) es “la foto de las Azores” en campaña electoral.

¡Si nos viera Felipe IV!

Leer a Kant


Sofía Mazagatos, la Albert Rivera de Platón
Hughes
Abc

En su debate de ayer con Pablo Iglesias, Albet Rivera reconoció no haber leído a Kant: «Yo no he leído a Kant un libro concreto».

Se les había presentado a los dos una oportunidad histórica para salir como Faemino y Cansado con Kierkegaard: qué va, qué va, qué va, yo leo a Immanuel Kant. Pero no. Aunque leer a Kant empieza a ser menos importante que no haberlo leído. A partir de cierto momento, somos los libros que no hemos abierto. Quizás lo más importante de nosotros es lo que desconocemos. Porque lo que sabemos no está muy claro, pero lo que no sabemos lo ignoramos con seguridad. El problema es que a Rivera, como a una miss, le pidieron que recomendara un libro. Y Rivera no es que no haya leído a Kant, es que no lo ha leído «en concreto». Porque en líneas generales es otra cosa. De algún modo, todos hemos leído a Kant. Igual que todos hemos escuchado a Mozart.

A Kant se le ha leído mucho, bastante, algo, poco o nada. Es un filósofo adverbial. Otra cosa es haber leído sus libros. Nadie que no fuera filósofo, hasta Pablo Iglesias ayer, había confesado la lectura de uno.

Baroja dijo: «Soy un fauno reumático que ha leído un poco a Kant». Pero un poco. Ramoncín, una vez, pidió respeto para sí en una entrevista radiofónica: «Ojo, que yo he leído a Kant».
Porque a Kant se le ha leído como se compraban antes las telas. Es más, el sistema educativo estaba orientado a leerlo así. Un trozo de Kant. Como si fuera una magnitud continua. Eso nos daban en el bachillerato: unos centímetros de Kant, unos párrafos de la Crítica de la Razón que nosotros convertíamos en Abstrusa. Y era perfecto, porque con eso ya teníamos título bastante para decir: he leído a Kant.

Como la Biblia, pero con el problema de no medirse en versículos.
Por eso Rivera, al recomendarlo, dice que «cualquiera de sus obras le sirve». Porque Kant, a esos efectos, lo cojas por donde lo cojas admite ser leído.

Peor quedó Iglesias, que presumió de haber terminado la «Ética de la Razón Pura». Eso no es haber leído a Kant, eso es haber leído un libro que, claro está, no existe.

Sábado, 28 de noviembre

Valle de Esteban

-Eso que llaman seriedad y consecuencia consiste en pensar una sola vez en la adolescencia, y pasarse el resto de la vida ejercitando, e imponiendo a los demás, lo pensado aquella vez.
Pepe Cerdá

viernes, 27 de noviembre de 2015

Cinismo



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El enemigo moral de la inteligencia es el cinismo, tiene dicho el único analista político digno de tal título que hay en España.

Las leyes contra el tabaco y el alcohol están basadas en el cinismo de la salud. Beber en la calle conduce a la cirrosis, pero hacerlo en un bar al corriente de impuestos ayuda a diluir el colesterol. Fumar en ese mismo bar trae cáncer, pero hacerlo en su terraza con tasa municipal es “un invento” tan bueno como el clítoris (“clítorix”, en el lenguaje canónico de Cebrián en “La rusa”) de Carmena, que está completando la privatización de las aceras de Madrid que decretó Botella para duplicar los tributos.

Cada acera es una terraza, y cada terraza, un hórreo, una palloza, un cortijo, una masía, un caserío… Los turistas creen que se prepara una Exposición Universal. La calle de Jorge Juan ha sido barrida del mapa por este impulso constructor de barracones que algún incauto suponía destinados a los refugiados sirios, sin reparar en la ideología arquitectónica.

Hay horas que, entre los barracones, la doble fila de “haigas” de Putin y las emanaciones de las cocinas, el peatón no puede andar ni respirar, ajeno al triunfo de la tesis del grupo Archigram según la cual el aire es una cosa demasiado importante para cedérsela a los meteorólogos, y se les cede a los restauradores, que crecen como la espuma.

Para entender este mundo hay que recurrir a Sloterdijk, el filósofo que lo ha estudiado y que invita a superar el prejuicio de que el interés por el espacio es un rasgo conservador y antimoderno y que el interés por el tiempo es progresista y emancipador.

De hecho, a aprender arquitectura de tensión (la idea fulleriana de “tensegridad”, que viene en la Wiki), los estudiantes ya no van a la plaza de Oriente, donde el Felipe IV a caballo de Pietro Tacca (con diseño de Velázquez e informe técnico de estabilidad de Galileo), sino a las terrazas de Jorge Juan, donde, mientras unos papean, los demás fuman y pintan.

De cómo las fieras doman las leyes

La Tigresa sacándose el carné de conducir


Francisco Javier Gómez Izquierdo

Dice la prensa que Idoia López Riaño, “la Tigresa” para la policía y “Margarita” para la Eta, anda mosqueada porque no le dan permisos en el talego. Los iñakis irreductibles a los que ministros como el señor Rubalcaba les facilitaba la reinserción como quien no quiere la cosa, se negaban a salir a renovar el DNI  porque el equipo de tratamiento les ponía la condición de volver a la cárcel tras cumplir el trámite para así justificar el buen uso del permiso con vistas a una inminente excarcelación. Los iñakis irreductibles ni aceptaban ni aceptan condiciones, por mucho que  el primer grado se dulcificara hasta considerar que negarse a barrer el patio o limpiar los tigres no era desobediencia de órdenes a los funcionarios de prisiones.  De Juana “el ertzaina”, Zabarte “el carnicero de Mondragón”, el argelino Parot, los Troitiño o Inmaculada Noble, una de las más fundamentalistas de los presos de la banda, nunca participaron en la limpieza de las zonas comunes de sus talegos. Su fanatismo irracional los situaba en el pedestal de los héroes, pero en el fondo todos ellos aspiraban a un ministerio cuando llegara la independencia del País Vasco.
    
 De Juana, Idoia, Parot, Pérez Díaz, Inmaculada Noble, los Troitiño... no pueden argumentar su abertzalismo a golpe de apellidos vascos y por eso en su juventud fanfarrona no repararon en muertos por una causa  que no comprenderán ni en siete mil vidas que disfrutaran. A muchos de los terroristas etarras condenados por asesinato, los años de cárcel, la tele en el chabolo, el trato con los delincuentes y lecturas inimaginables les ha ido doblegando la voluntad e incluso se han llegado a ver a sí mismos como monstruos alucinados anclados en una adolescencia de potes en la plaza y caminatas por el monte. Es cierto que hay arrepentidos de verdad, pero también es cierto que su arrepentimiento no devuelve vidas y que es tremendamente injusto que los asesinos sean premiados por no volver a matar y los maridos separados cumplan condenas a pulso por romper una orden de alejamiento al coincidir los ex-cónyuges en una cafetería. Arrepentidos los quiere Dios, pero habíamos quedado que éste es un país laico.

    Los padres de Idoia López Riaño venían a ser de la parte de Salamanca, pero la Tigresa se crió en Rentería entre manantiales de calimocho y dicen que escapadas al Jaikibel, donde un servidor en 1980, llegó a garitear con un Cetme.  Idoia está cansada de cárcel y me cuentan que tiene destino en economato. Mi mejor amigo es carcelero y me dice  que el pulso de un módulo lo marca el “colomatero”. El preso encargado de la dependencia tiene prohibido fíar, pero todos los funcionarios saben que no tiene más remedio que hacerlo, porque está muy mal visto negar café al patio. El “colomatero” siempre se las arregla para cobrar el fiado -hay un impuesto consuetudinario llamado gabela-, pero es muy importante que los intereses no sean abusivos. En muchas ocasiones, por no hacerles falta el dinero o por ser tíos ó tías “por derecho”, el interno del Economato invita al que sabe que no tiene quién le ingrese dinero en peculio y entonces a ese preso o esa presa no hay quién los toque.

    La “Tigresa” ha renegado de Eta y seguro que es buena “colomatera”. Es un poco raro que haya salido a Vitoria a sacarse el carné de conducir acompañada de educador y el Juez de Vigilancia le deniegue un permiso ordinario. Dice mi colega que la Audiencia no tardará en enmendarle la plana a Su Señoría, porque en España hay jueces proclives a la empatía, una cualidad muy psicológica, que la señora alcaldesa de Madrid quiere exportar a Siria y por ahí.

Doce asesinados en la plaza de la República Argentina

Viernes, 27 de noviembre

Valle de Esteban

-Por eso a París se va y a Nueva York se regresa.
Pepe Cerdá

jueves, 26 de noviembre de 2015

Ñaspas


Pichichi

Los aviones de Julio Rodríguez

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Cuando se iba a conquistar el Perú, la cosa tenía un fin. Había una portería donde meter el “gol”. Pero ahora que se lucha, dicen, por la “civilización”, ¿dónde se mete el “gol”?

Es lo que pensaba el Séneca mientras ojeaba lo del “paralelo 38”, una rayita de tinta china que pasaba por Corea… y por Murcia, donde lo que hacían a diario (pasar el paralelo) los autobuses que iban de Murcia a Granada es lo que hicieron un día las tropas.

A España, por su historia, le pasa lo que al Madrid, que todo el mundo le pide “gol”, y no tiene. ¿Por qué creen ustedes que Mariano (¡si Cánovas levantara la cabeza!) se mete a comentar la Champions?

Igual que Francia nos envió a Benzemá, la idea de Mariano sería darle a Hollande, que pide como un pobre oracionero en Jesús de Medinaceli, a nuestro único "goleador", Julio Rodríguez, pero Rodríguez ha hecho la cobra y se ha pasado a Podemos, donde si van de masones es por meter miedo, porque a mí, en el negocio de la guerra, me parecen cristianos majos de los de poner el cepillo… y la otra mejilla, es decir, lo de Patton (“Ningún bastardo ganó jamás una guerra muriendo por su patria; la ganó haciendo que otros bastardos murieran por la suya”), pero al revés.

En el zapaterismo, Julio Rodríguez jugó a Pompeyo contra los piratas en Somalia, a Wellington contra los controladores en Barajas y a Barón Rojo contra Gadafi en Libia, cuyas “jaimas” bombardeó sólo porque el cursi de Bernard-Henri Lévy, de “finde” en Trípoli, encontró una mosca en el té, y en vez de llamar al camarero telefoneó con su “iPhone” de joven filósofo a su amigo Sarkozy, que mandó a los aviones de Rodríguez para que dejaran el campamento del Che árabe como un jodido aparcamiento.

Veterano de África (¡“Pichichi” de la guerra libia!) y del palco del Madrid, como Millán Astray, el “goleador” de España abraza la justicia social. También como Millán Astray, que colocó de porteros de finca a sus mutilados.

España, hoy, puede dar “selfies”, pero no “goles”.

Jueves, 26 de noviembre

Valle de Esteban

-Los chinos aprenden a escribir dibujando con un pincel, son, por lo tanto, mucho más sensibles que nosotros al trazo. Por esto cuando un maestro calígrafo chino ve un Tàpies dice: "¿Pero dónde ha aprendido a escribir este chico?"
Pepe Cerdá

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Faroles



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La alcaldesa de Madrid, que no es mujer de ambiente espiritual, lleva la vara como un farol, el farol del rojerío tardofranquista, como podría llevar la corona del Burger-King, y no es feliz.

¿Qué ha fallado aquí?

Carmena con un farol en su despacho de Cibeles es como Guillermo Marín en “La torre de los siete jorobados”, a pesar de los euros (350.000) de la reforma, que es lo que vienen a costar los pósteres del “Guernica” y del Che, que será lo puesto para alegrar la decoración zen que dejó Gallardón, pues Botella en Arte no entró más que para subastar un Millares a precio de Revello de Toro.
Con el “Che” y un “Guernica”, más el Sobrinazo y demás parentela colocados, el Ayuntamiento de Carmena es como el Comisariado de la Cultura de Lunatcharski, un comisario tan obediente a Lenin como la alcaldesa a Pablemos, pues empleó a las esposas y hermanas de los jefes bolcheviques: Krupskaia, señora de Lenin; Bouch-Bruevich, hermana de Lenin; Trotskaia, señora de Trotski; Kameneva, hermana de Trotski; Dzerzhinskaia
Luchamos y sufrimos no por nosotros, sino por la felicidad de los niños –dirá Dzerzhinski, un doble de Pablo Motos, fundador de la policía secreta y de la Checa, en el despacho de Lunatcharski para poner sus “fundaciones” al servicio de la causa: acabar con la vagabundería infantil–. ¡Corramos, como si esos niños estuvieran ahogándose!
Y le hicieron jefe de la Detkomissia (Comisión para la Infancia), donde, con el apoyo de los chekistas, montó colonias, escuelas de trabajo, comunas autosuficientes y, en una palabra, felicidad.
La conquista del poder no tendría sentido si no hiciéramos felices a los hombres –había dicho Lunatcharski.

Para hacer felices a los hombres lo primero es hacer felices a los niños, y por eso Carmena se tira el farol de querer llenar de niños el Ayuntamiento, esa Detkomissia.

Como no leen a Nietzsche, por facha, no saben que los hombres no aspiran a la felicidad:

Sólo los ingleses lo hacen.

Miércoles, 25 de noviembre

Valle de Esteban

-A las nueve menos cuarto de la mañana del 25 (de noviembre) moría el Rey, tres días antes de cumplir veintiocho años. En Alfonso XII -inteligente, generoso, dinámico- se malograba el mejor Rey de la casa de Borbón en España.
Melchor Fernández Almagro

martes, 24 de noviembre de 2015

Higienismo



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Desalojada del materialismo histórico por la realidad, la izquierda se agarra a la ficción de la memoria histórica, en virtud de la cual por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas.

En España esa ficción es un gran negocio cultural, donde figuras de la comunicación se disputan el papel de viuda de Mao. Hay hasta un humorista relativamente joven, Manuel Jabois, que la defiende invocando “la razón higiénica”, que es lo que tiene hacer historia con lo que en la barra cuenta Paul Preston (¡el gracioso es Paul Merton!).

Para que la gente se lavase, Mahoma habló de religión, no de higiene, concepto fascistón que va de la guerra como higiene del mundo a la censura como higiene de la democracia. Jabois quiere limpiar hasta el “Arriba España” que, según él, ABC censuró (“algo malo tendrá”) a Utrera Molina, cosa que nadie, ni siquiera el autor, sabía.

Entre los cuarenta años de franquismo limpiando España de antifranquistas y otros cuarenta de antifranquismo limpiándola de franquistas, al final aquí sólo sabremos del mundo por lo que cuente “El País”, y en primera edición, pues en segunda al propio Jabois le censuraron (“algo malo tendría”) el nombre de “Pedro J. Ramírez”, oh, duendes higienistas de la imprenta.

Cuenta Revel que en el 80 Cebrián le pidió una carta de apoyo para un juicio, y entonces Revel le preguntó por qué “El País” fue el único periódico de Europa que no publicó “el caso Marchais” (documento de “L’Express” que demostraba que el jefe de los comunistas franceses había ido en el 42 y 43 como trabajador vo-lun-ta-rio a la Alemania nazi, y no deportado, tal como él había pretendido siempre). Cebrián, “nada incómodo”, le respondió:
Sí, ya sé. Es lamentable. Pero el jefe de Internacional estaba de viaje y su adjunto es comunista y silenció el asunto.
Aplicado el higienismo al Madrid, del que Jabois es rapsoda, nos quedarían Valdano, Del Bosque… y Dubovsky, como autor del primer gol que recuerda Errejón.

Los bastones Hussein-Gala

Gala de Brazatortas y Morante de la Puebla sin bastones

Hughes
Abc


Si ayer era el perro detector de fachas de Manuel Vicent, hoy debo escribir de la columna de Antonio Gala. Creo que no debería hablar de los demás, no acostumbro a hacerlo, pero ocurre que es, en conjunto, en fondo y forma, fascinante.

Gala describe a Saddam Hussein como “un buen gobernante”. Esto yo no lo voy a discutir, ni siquiera es lo que más me importa. Se conocían, por lo visto, se abrazaron. Yo jamás me imaginé un vínculo así. Es como si ahora me dicen que Nacho Cano, el de Mecano, era amigo de Ceaucescu.

Pero por lo visto, a Saddam le gustaban los poemas de Antonio Gala. Esto es asombroso aunque… ¿puede extrañarnos?

Hay un punto de cursilería que es… dictatorial.

Cuando se dice: cursi no, lo siguiente… ¿Saben que es lo siguiente? Lo dictatorial.

He encontrado estas palabras del escritor no-andaluz sobre el asunto:

“Yo le llamaba Manolo, por su aspecto entre albañil y camionero, con esos ojos negros y ese bigotazo, que parecía de Chamberí. Y mientras leía los versos, él daba un grito: “¡Guahyá!”, yo asustado: Éste me gasea. Y la intérprete decía que eso era el equivalente de ¡Olé!: (que viene de Alá), y era como decir: “Dios te bendiga”. Que quería que yo repitiera los últimos versos para retenerlos”.

Lo de que olé venga de Alá es la primera vez que lo leo, pero también podría venir Allez, y entonces a ver si los yihadistas van a llevar razón.

Esto es muy de aquí. Hay gente para lo que todo viene de los árabes. Hay gente que a los visigodos no les hace ningún caso. Ni a los íberos, ni a los fenicios.

En un momento de su columna, Gala cuenta además que conserva los bastones de Saddam.

Los bastones de Saddam-Gala, o sea, la existencia de unos objetos que primero fueran del dictador Hussein y luego de Antonio Gala, me resulta irresistible.

Pagaría por esos bastones en una subasta lo que no tengo.

Los bastones fueron primeramente varas de Saddam con las que bien podía haber arreado un bastonazo a cualquiera. Pero luego, por si fuera poco, fueron los bastones de Antonio Gala, los bastones alrededor de los cuales correteó su perro Troilo.

Garrota de sátrapa primero, báculo de poeta después.

La morería iraquí sobria y funesta, y luego lo neomudéjar y afectadísimo de Gala, presente todo en esos bastones es algo que me maravilla y a la vez me espanta.

Yo me imagino que con esos bastones me torturan al estilo de Saddam. Que esos bastones fueran blandidos por manos torturadoras. ¡Morir a bastonazos Hussein-Gala! Mitad de Saddam, mitad de Antonio Gala. La brutalidad del general y la cursilería del poeta, una detrás de otra. Zas, zas, sin parar. O sea, imaginar un régimen iraquí-andalusí, un gobierno en el que se intersectaran las visiones del mundo de Saddam y de Gala, y que aplicara una justicia de bastonazos.

Morir a bastonazos, como antiguamente, recibirlos como un Valle Inclán, por un quítame allá esas pajas, pero bastonazos de esos bastones, no de otros, directamente de esos bastones. Ser torturado, sacrificado, molido a golpes por los bastones de Saddam-Gala. 

La guerra saca lo peor de nosotros. Las peores imaginaciones.

Martes, 24 de noviembre

Valle de Esteban

-Mi generación es la Chiripitifláutica, la de los nacidos en los sesenta; la generación de nadie, la generación sin sitio; la transición en la pubertad, las drogas sin mesura en la juventud, el paro y el sida cuando necesitábamos trabajar y follar, y el extranjero cuando ya no puntuaba, cuando no significaba como lo hizo para los tardoexiliados del 68 y la madurez con los neoliberales del PP.
Pepe Cerdá

lunes, 23 de noviembre de 2015

Empate (1-1) ante el Tenerife

        
Martí, todo un caballero andante

Francisco Javier Gómez Izquierdo

Al C D Tenerife ha llegado ese tipo de entrenador que con sólo una temporada en 2ª es capaz de grabar su nombre en las agendas de todos los presidentes y si tenemos en cuenta que el Heliodoro Rodríguez López es territorio propicio para el nacimiento y cría de entrenadores, a  José Luis Martí le auguramos muchos años de ventura. En el Tenerife empezó el filósofo Valdano y en el Tenerife se soltó Rafa Benítez, tras destacados inicios en Valladolid, Pamplona y Almendralejo.

        Martí, que empezó en el Mallorca B con Luque, Gibanel ó César Gálvez hace mas de 20 años (Tristán estuvo ahí, ahí... un servidor los vio una tarde en C. Real contra el Manchego en 2ªB y recuerdo que expulsaron a Martí, todo pundonor y ya capitán), ha dejado de ser uno de los mediocentros más respetados del fútbol español -Mallorca, Tenerife, Sevilla, Real Sociedad..-  hace unos meses. Lleva  veinte días como míster interino y lo más sensato que puede hacer el presidente chicharrero es mantener a este hombre serio donde los haya en el que se  miran los jugadores que empiezan, y en el Tenerife hay muchos.

       Al central Jorge, al extremo izquierdo Omar o el mediapunta Cristo es la primera vez que los veo jugar. Los tres en los veinte años. Los tres titulares ayer contra el Córdoba. Nano, un centrocampista que marcó el gol del empate y que Martí lo sacó en la segunda parte, acaba de dejar también la edad juvenil, como Jairo Izquierdo o su mejor hombre, ayer lesionado, el ecuatoriano Choco Lozano, que andan en los veintidós. Todos estos me han parecido mozos de cierta técnica, aunque carentes de la presencia física que les sobra al bilbaíno lateral izquierdo Aurteneche, al central gaditano Germán, al elegante y alto Ricardo León que hace unos años probara fortuna en Gijón o al mediocentro madrileño Aitor Sanz. Suso Santana, siempre hay un Santana en el Tenerife, es el capitán y se la tenía jurada a nuestro entrenador Oltra que lo fue suyo y no le dio bola en el último ascenso a Primera y es que Oltra también tocó la gloria sentado en el banquillo del Heliodoro.
      
El Tenerife me ha parecido equipo poco hecho al que el Córdoba debió ganar, pero como cada jornada al ponernos por delante en el marcador, el míster ha cambiado al punta Xisco por el casi central Rafa Gálvez y ha recogido al equipo en el  área de Razak, nuestro pintoresco guardameta. Total, que de los últimos nueve puntos hemos sumado dos, cuando la lógica y la calidad de los rivales, obligaban al pleno.

Tener y no tener

Noche del 0-5


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El Madrid tiene un equipo para tener el balón, pero no tiene el balón porque sólo hay un balón y lo tiene el Barça. Treinta y siete veces repitió este argumento el inglés del Plus, que parecía un profesor de “The London School of Economics and Political Science” explicando la ley de la oferta y la demanda a los piperillos.

    Pero lo que le pasa al Madrid es que es un equipo futbolísticamente autogestionario.

    La autogestión futbolística del Madrid comenzó el día que Ramos y Casillas plantearon lo de “o Mourinho o nosotros” (¡el motín de los capitanes!) y salió “nosotros”. Cuando Di Stéfano planteó lo de “o Muñoz o yo”, don Santiago Bernabéu evitó la autogestión del vestuario enviando a Di Stéfano al Español de Barcelona.

    –O Benítez o yo –dicen los italianos que dijo Cristiano en el vestuario autogestionario después del 0-4.

    Un vestuario autogestionario es como el ejército democrático de la primera República española, que era un sindiós de masones y federales proudhonianos del locatis de Pi y Margall (la España federal a que aspiran Rivera, que sería Pi, y Snchz, que sería Margall), que cuando los oficiales daban una orden los soldados contestaban a coro: “¡Que bailen!, ¡que bailen!”. Y los oficiales bailaban. Cualquier plan de ataque o defensa era sometido a la votación de la tropa (el sueño, al parecer, del generalito de Podemos), como tiene pinta de ocurrir en el vestuario de Cristiano, el Mejor Jugador del Mundo, y Ramos, el Mejor Central del Mundo, como sabe Luis Suárez, ese predador del Barcelona con cara de Vargas Llosa, el que “está como un toro”, al decir de Isabel Preysler.

    –A mí me motivan los pitos –había sido el aviso de Suárez, que abrió la fiesta culé con un gol de revés digno de Stan “The Man” Wawrinka, el mejor revés a una mano de la historia del tenis, al decir de John McEnroe.

    Pero resulta que quien se llevó los pitos que se esperaba Suárez fue Cristiano, que hizo muchos aspavientos, como de estar aparcando un caza en un portaviones, pero nunca se fue de Mascherano, que llevaba en la cara el moretón de Hacienda.

    De la pérdida de clase del público es prueba el jaleíllo que se montó por el 0-4 de Luis Enrique, en contraste con el silencio, ominoso silencio, del día del 0-5 de Cruyff.
    
Me he preguntado muchas veces quién fue el que dijo “vamos a callarnos” y, además, le hicimos caso todos –explicaría años más tarde don Santiago Bernabéu.

    Bernabéu achacaba esa maravilla al sexto sentido de las masas, algo muy distinto, según su experiencia, del concepto que tenemos de la vista, el tacto, el oído…

    Es verdad que aquel Barcelona tuvo a Cruyff y que el del sábado no tenía a Messi, con lo que la cosa quedó en cuatro goles y un “funeral”, esa Marsellesa en homenaje a las víctimas de Francia acariciada con las yemas de los dedos de Richard Clayderman. (¿Por qué Wood Allen desea reencarnarse en las yemas de los dedos de Warren Beatty antes que en las de Richard Clayderman?) En Mali, la patria de Diarrá, también hubo víctimas, pero el piperío no se sabe el himno, y como, después de todo, es país de influencia francesa, con la Marsellesa para “agarrao” alguien diría “va que chuta”.

Luego, el que chutó fue el Barça.


JE SUIS INIESTA
    Cría piperos y te sacarán los pañuelos. Yo les tengo vistas en el Bernabéu ovaciones a Ronaldinho, a Xavi… y a Iniesta, que ya lleva dos. Es su manera de sentirse grandes, piezas decisivas en el engranaje histórico. El “Je suis Iniesta” pipero del sábado es el “Je suis Diesel” (la perrita-policía) de Vicent el domingo. El arquetipo de pipero es Errejón, becario de arpegios pajaroideos en La Sexta de Tartarín Ferreras. Primero la superioridad moral: Errejón, que no sabe el significado de “álgido” (“Tengo, no obstante, tiene un recuerdo incómodo de cierta etapa de clásicos que tuvo su punto álgido con el dedazo de Mou a Vilanova”). Y luego la superioridad intelectual: “El primer gol en mi retina es el de Dubovský” (con acento en la ‘y’, como manda la Wiki). Cuando Florentino Pérez encueste a los piperos, le dirán: “La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales”.

Lunes, 23 de noviembre

Valle de Esteban

-No entiendo el fanatismo. A veces, cuando sólo era socio del club, me quedaba en casa, aunque el Madrid jugara en Vallecas.
Santiago Bernabéu

domingo, 22 de noviembre de 2015

Domingo, 22 de noviembre

Valle de Esteban

-En mi pueblo se dice que el que amenaza no caza.
Santiago Bernabéu

"Adonde yo voy, ya sabéis el camino"

DOMINGO, 22 DE NOVIEMBRE

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.

Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde:

-Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.

Juan 14, 1-6

sábado, 21 de noviembre de 2015

El cartoncillo

Hughes
Abc

"Salama. As salam alaykum; wa alaykum salaam". Era Ferreras despidiéndose de un entrevistado árabe. Antes había estado dos días diciendo «bonjour» (los días de la parka, que parecía un mod de Quadrophenia); y con lo de Cataluña, una semana diciéndole «bona tarda» a Romeva y compañía. En Grecia, Ferreras se convirtió en Ferrerakis y decía «Oxi» y «Dinatá» como si fuera del mismísimo Pireo.

Es un reporterismo un poco tartarinesco, como de turista. Cuando sales fuera, lo que más dices es «hello» y «goodbye»; luego entre medias, mímica. Es como si viajara con esos diccionarios de decir hola en todos los idiomas. Le falta «konichiwa».

Pues eso. Ferreras saluda y se despide, y entre medias… entre medias saca a Pilar Manjón aprovechando que el Sena pasa por París. Doña Pilar vino a decir que el mismo o casi el mismo daño que los terroristas causaron los de la teoría «conspiranoica» del 11M. «Un honor, un abrazo», se despidió Ferreras, y el tertuliano aledaño, lejos de matizar, insistió con la «ideología española del odio».

Luego abundó Escolar, o Escolástico. Mientras eso decían, estaba sucediendo lo del hotel en Malí (¡A Malí todos con el gorro!), que Malí a saber qué himno tiene.

Pilar Manjón puede decir lo que quiera, que para eso es víctima, pero a Ferreras, otra vez, se le vio el cartoncillo. Por poco recordamos las funestas horas locutadas de ese 13M cuyo olvido, como diría un centrista, «nos dimos entre todos». También fue feo el enfrentamiento entre Talegón y Durán en 13TV. La expulsión de un plató desazonaal espectador hasta en un «Sálvame».

Un Madrid extraño

Burgos. CF. Romero, Kresic, Gª Navajas, Igartua, Palmer, Manzanedo,
 Juanito, Garrido  (q.p.d.) , Tito Valdés, Viteri y Quini

      Francisco Javier Gómez Izquierdo 

Es cosa sabida que cada cual ve ó mira el fútbol como le da la gana. La máxima vale para aficionados, entrenadores, jugadores y sobre todo críticos. Usted no tiene más que leer o escuchar para constatar la cantidad de catedráticos expertos en las posibilidades del desmarque, la ventaja de contar con opciones de pase, la importancia de la presión en la salida de balón, las excelencias del juego a dos toques y demás temas a desarrollar para la correcta comprensión del mas extraordinario de los espectáculos.

      Un servidor se educó en materia balompédica viendo jugadores díscolos y contestones con sus entrenadores -Viteri, Olalde, Juanito-, con su público e incluso con sus vecinos, pero siempre obedecieron como reclutas las órdenes de Marcel Domingo, Lucien Müller ó el gran Naya. En el fútbol de hoy a los entrenadores se les adjudican “filosofías”, propuestas y sistemas innegociables que se aplauden cuando se manifiestan en clubes de segundo y tercer nivel y que mudan en sambenitos si la pelota no entra. Los críticos suelen aupar a los estrategas con elogiosas páginas y estos, al verse contratados por uno de los grandes, comprenden que las dificultades no van a venirles por educar en un sistema, sino por cómo camelar a una plantilla en la que todos son figuras.
       Hoy en el Bernabéu no he visto un Barça excelso e incontestable. Hoy en el Bernabéu, y como soy más de futbolistas que de sistemas,  he visto jugadores madridistas escandalosamente abúlicos, defensas internacionales que parecían recién comidos, centrocampistas fatigados y pesarosos, con un tal  Kroos, al que hubo un tiempo no muy lejano que se adivinaba como el mejor centrocampista del mundo... y con una delantera que se sabe que estuvo en el campo porque antes de saltar tuvo que fichar.

       A los futbolistas del Real Madrid no les gusta el entrenador Benítez y se nota.  No parece que hagan mucho caso de las tareas que se les encomiendan quizá por ser demasiadas o posiblemente por aburridas, pero es evidente que los futbolistas del Real Madrid se tienen por más que su entrenador y a mí me parece que lo demuestran en los partidos. Al entrenador Benítez le gustan futbolistas como Casemiro, al que hoy se ha echado en falta, pero la prensa de Madrid y ciertos tatuajes de prepotencia han doblegado sus convicciones al tiempo que ha perdido mucho del respeto que había ganado por los terrenos de Europa.

      El entrenador Benítez sabe que un 0-4 ante el Barça es más que afrentoso y que el público del Bernabéu tiene una muy particular educación futbolística. El público del Bernabéu es capaz de perdonar la falta de juego vistosón si se gana, pero no está preparado para aceptar dos derrotas seguidas. Mucho menos un fracaso tan morrocotudo como este 0-4... y encima sin Messi.  El entrenador Benítez se malicia que le van a caer muchas culpas, pero modestamente creo que habría que exigir mucho más a Kroos y a Modric, sin olvidar que no se les puede dejar desamparados sin Casemiro; que Cristiano lleva diez años en la élite y su curva empieza a descender; que Sergio Ramos tiene arrebatos desequilibrados; que Danilo será siempre figura en la Liga portuguesa y voy a dejarlo, porque no está bien señalar tanto. Lo más escandaloso de todos modos es eso que llaman actitud y que en los jugadores blancos hemos de calificarla como nula.

     El Barça, bien. Cómodo y sin sobresaltos. Sorprendido, supongo, ante tanta facilidad.

Gibbon



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El inglés Edward Gibbon es el Homero de la declinación y ruina del Imperio Romano.

¿Es lo de los yihadistas de París la toma de Roma por los bárbaros (¡el triunfo de la barbarie y la religión!) que describe Gibbon?

Cuando el triunfo de Obama (primer afroamericano en la Casa Blanca), una inglesa de Cambridge lo comparó a Septimio Severo (primer africano emperador de Roma), de quien Gibbon, precisamente, dice que “la posteridad, viendo las aciagas resultas de sus máximas y su ejemplo, fundadamente lo graduó de autor principal en la decadencia del imperio romano”.

¡La decadencia!

Otro inglés, éste de Harvard, Niall Ferguson, dice que las escenas del Viernes, 13 en París son las que describe Gibbon en el saqueo de Roma a manos de los godos en agosto del año 410, y se toma a broma las baladronadas del pobre Hollande, quien, desde luego, tiene menos de “coq” republicano que de bípedo implume de Platón.

Yo creo que Europa feneció en agosto del 14, y que lo que hoy llamamos Europa es un Museo de la Historia subvencionado por los americanos. Pero Ferguson prefiere ver una decadencia que chapotea en la complacencia.

Los nietzscheanos llaman “décadents” a los cristianos europeos, quienes, a fuerza de postergar la vida, han perdido capacidad de sentir adhesión al mundo.

La “décadence” –nos recuerda el alemán Sloterdijkno es más que otra expresión para definir las condiciones vitales bajo un monopolio proteccionista. El “décadent” típico depende, pues, de las subvenciones y vive en un nicho libre de competencia.
¿Qué nos van a contar de decadencias a los españoles? En la política, Cánovas se pasó media vida estudiando la decadencia de España desde Felipe III y acabó montando el teatrillo de la Restauración, que nos dio a Galdós, el Homero, entre líneas, de la decadencia y ruina del Imperio Español.

Si Ferguson fuera taurino, sabría que en la historia no hay decadencias, y que hace cien años que Belmonte dio a la Fiesta por acabada.

Sábado, 21 de noviembre

Valle de Esteban

-¿La guerra civil? Nunca me ha gustado hablar del tema, y menos cuando ha pasado tanto tiempo y no sabes quiénes eran los buenos ni quiénes los malos.
Santiago Bernabéu

viernes, 20 de noviembre de 2015

Jesuischien


 Un filósofo equivocado

 Otro filósofo equivocado

Jean Palette-Cazajus

El hashtag « jesuischien » arrasa en Twitter. En memoria de Diesel, la “heroica” perra malinesa muerta durante el asalto a los desalmados atrincherados en Saint Denis. Cabe que le den una póstuma cruz de guerra el próximo 14 de Julio. No me parece mal. Pero entendámonos: Je suis Charlie, je suis Paris, mais je ne suis pas chien.

De alguna manera, la perversión “animalista” es comparable con la perversión islamista. Si digo “je suis”, hablo de ontología. Malek Chebel, filósofo y sicoanalista francoargelino, venía a decir en un apasionante libro, Le sujet en Islam (Seuil, 2002), que la manera con que los musulmanes hacen de Dios el sujeto absoluto redunda, demasiado a menudo, en un desdibujamiento de la afirmación del sujeto humano y, sobre todo, de su responsabilidad moral. Así lo practicaron los asesinos de París.

Los animalistas hacen también del bicho un sujeto absoluto. De modo que ellos también tienden a rebajar la excepcionalidad de la emergencia cognitiva humana y, de paso, a relativizar el precio de su vida.

Es imbécil y pueril el tema de la “conciencia animal”. La conciencia es una propiedad emergente de cierto número de especies. Lo que importa no es la maleta, sino su contenido. El contenido es el etograma de cada especie. Dentro de la maleta humana está, por ejemplo, la conciencia de la muerte. No estaba en la maleta de la simpática Diesel.

Parafraseando lo que Lévi Strauss decía de la hemorrágica tendencia humana a inundar el mundo bajo nuestra capacidad de significación, también propendemos a inundar el resto de la “Creacion” con el sobrante de nuestra desbordante conciencia de ser.

Aquello de “Jesuischien”, “Je suistoro” o “JesuismicuentaenSuiza” obedece a nuestra irresistible tendencia a “aquerenciarnos” en la ilusion del Ser, como hubiese dicho Heidegger de haber tenido la lucidez de aficionarse a los toros en lugar de a la cutrez del nazismo.

Mi gabachitud no me impide proclamar la endeblez del “pienso luego existo”. En el estupendo La fin de l’exception humaine (hay traducción española de Marbot Ediciones en 2009), Jean-Marie Schaeffer dedica un capítulo a desmontar minuciosamente la sura cartesiana sobre ese pensamiento que surge como conejo del sombrero.

No hay excepción humana porque no hay esencia humana. Biológica y evolutivamente soy primo hermano de la ameba. Hay, en cambio, excepcionalidad evolutiva y cognitiva, la que al final me ha venido sugiriendo que “Existo, luego pienso”.

O sea: “Soy porque sé que soy”. Mi nicho ecológico como animal humano consiste en cargar con todas las existencias. Je suis Jean et je suis Juan et je suis Diesel et je suis Bastonito. Pero si no hablo, el mundo permanece mudo.

Como los islamistas, los animalistas practican una ideología tan torva como regresiva.

La guerra



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Unas palabras atribuidas a Putin y dignas de Clint Eastwood (“Perdonar a los terroristas es cosa de Dios, enviarlos con él es cosa mía”) son tan virales que otra vez se habla en España de echarse a la guerra.

Rivera, que no tiene pinta de haber hecho la mili, después de prometer leyes de excepción, se muestra dispuesto para enviar tropas a Siria, si lo manda el reglamento. Esto no lo convierte en un facha: Marx se pasó la vida enredando para hacer la guerra contra Rusia, otra guerra santa, para dar cuerpo a la insurrección europea, y pensaba que era “una tontería el querer hacer huelga contra la guerra”.

Visto el episodio del jefe municipal de Madrid afirmando su autoridad en una plaza pública (“Soy el número uno”, como Luis Miguel en Las Ventas) ante un agente de movilidad sin gorra por una dermatitis, no me parece España preparada para la guerra, palabra con que algunos tertulianos se repiten como un cuco, aunque la sueltan y salen corriendo, como los dentistas cuando te dejan tumbado en la silla con el dedo apretando la radiografía.

Felipe González, Gonzalón, que vuelve a ser una referencia ética para la generación de Rivera, dice que un soldado produce diez yihadistas, pero su experiencia bélica es pequeñita: cuando Reagan fue a Libia no le avisaron, y al Golfo envió a Marta Sánchez con un pelotón de conscriptos. Este hombre seguirá pensando que esta crisis la arreglaba él enviando a Amedo y Domínguez al bar de “Rick” en Raqqa.
Francia, Rusia… ¡Ufff! España vuelve a ser, como en el 14, una gran mesa de café, donde con bolitas de pan y terrones de azúcar se explican y “deciden” batallas, mientras un imbécil, cuenta Ruano, se hace rico con botones para las solapas que dicen: “No me hable usted de la guerra”.
No pierde uno de vista al carnero castrado de Santayana (es tiempo de volver al gran Santayana), tótem de nuestras vidas totalmente razonables, francas y mediocres.

Y, a la manera china, filosóficas y suficientes.

El año que vivimos milagrosamente

Pilar Cañada

Ignacio Ruiz Quintano
Abc
19 de noviembre de 2000

«Nixon, que estaba muy preocupado con la situación en España, me dijo: 'Quiero que vayas y hables con Franco sobre lo que acontecerá después de él.' Franco me recibió en pie. Me dijo: 'Lo que interesa realmente a su presidente es lo que acontecerá en España después de mi muerte, ¿no? Siéntese, se lo voy a decir. Yo he creado instituciones y nadie piensa que funcionarán. Están equivocados. El Príncipe será Rey, porque no hay alternativa. España irá lejos en el camino que desean ustedes, los ingleses y los franceses: democracia, pornografía, droga y qué sé yo. Habrá grandes locuras, pero ninguna de ellas será fatal para España.' Yo le dije: 'Pero, mi general, ¿cómo puede estar usted seguro?' 'Porque yo voy a dejar algo que no encontré hace cuarenta años.' Yo pensé que iba a decir las Fuerzas Armadas, pero dijo: 'La clase media española.' Se levantó, me dio la mano y ya había terminado la entrevista.» 
 Vernon Walters, militar y diplomático norteamericano, en ABC, 15 de agosto de 2000.


Como todas las clases medias, la clase media  de 1975 tendía a creer que todo lo que había en el universo era fruto del azar y de la necesidad, o lo que en buena prosa sociológica se llama vivir milagrosamente. 1975 fue el año en que vivimos milagrosamente

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