lunes, 26 de octubre de 2015

De repente, Cruyff





Ignacio Ruiz Quintano
Abc
    
Para uno, que no vio jugar a Alfredo di Stéfano, Johan Cruyff (“Yojan Kroifff”, para los radiofonistas de la época) es la inteligencia suprema que ha dado el fútbol. Y por eso, el mayor error de Santiago Bernabéu, víctima de su teoría de la jeta.

    –Para esto de la jeta no hay método que valga –le explica Bernabéu a Martín Semprún–. Después de tratar a cientos de personas, juzgar sus comportamientos y acordarte de la jeta que tenían la primera vez que te las presentaron es cuando te llega la inspiración, ese sexto sentido tan difícil de explicar.


Cruyff desborda a Van Gaal


Bernabéu no fichó a Cruyff porque no le gustó su jeta.

    –Nunca me habían hablado tanto ni tan bien de un jugador, pero ni él ni su presidente eran hombres de palabra. En el hotel Atlántico de La Coruña, cuando lo teníamos ya todo hecho y apalabrado, Van Praag pidió un millón de dólares y nos amenazó con ir al Barcelona. Liberé a Praag de su compromiso y se lo vendió al Barcelona, en Santiago de Compostela. La jeta de Van Praag me importaba un comino, pero la del jugador era fundamental.
    
El partido por antonomasia de Cruyff como futbolista en España es el 0 por 5 del Bernabéu, con don Santiago dando (a su manera) su brazo a torcer:

    –En el fútbol existen otros sentidos. Me acuerdo de aquel partido. Recuerdo ese silencio sepulcral de los socios; nadie dijo nada, nadie chilló, nadie se quejó. Y me he preguntado muchas veces quién fue el que dijo “vamos a callarnos” y, además, le hicimos caso todos.


Cruyff firma para Montal

Cruyff noqueado por Villar

El gol a Reina




    
De Cruyff tengo tantas genialidades como de Antonio Chenel Antoñete. Tengo la de la tarde del árbitro Fernández Quirós en Burgos, corrido por el presidente Martínez Laredo, que perdió el gorrito (¡donde Laredo perdió el gorrito!), por un penalti a favor del Barcelona, que no se jugaba nada (y el Burgos se iba a Segunda). Cruyff, aposta, lo lanzó al poste. “Para que pudiéramos salir vivos los dos de aquel campo”, le confesaría el holandés al árbitro, años después, en un aeropuerto.
    
Lanzar el balón contra los palos es una habilidad de Cruyff. De entrenador retó un día a Stoichkov, que andaba sulfurado, a lanzar balones contra el larguero, e hizo pleno, por ningún acierto del búlgaro.

    Cruyff es el entrenador que refunda el Barcelona, luego de haber refundado el fútbol, y sus admiradores nos quedamos con la curiosidad de ver a dónde hubiera llegado ese tipo con las actuales leyes de contratación, pues él hubo de hacer el equipo con el cupo de tres… más Richard Peter Witschge, el glamuroso zurdo holandés, mezcla de David Bowie y Cayetana Álvarez de Toledo, que tanta pena daba verlo en el banquillo por un lío de pasaportes, como ocurre en “Casablanca”.
    
Witschge fue el glamour “rubichi” del Cruyff entrenador, como Danny Cruyff, su esposa, lo había sido del Cruyff jugador. Cuando en España todavía imperaba el luto salmantino a lo Tota Alba, Danny anunciaba, risueña y rubia, pinturas de colores, y todos pintábamos nuestro cuarto de aquellos colores de olé, olé, Holanda, ya se ve, ya se ve.


Cruyff en el banquillo

    Contra el sistema revolucionario de Cruyff (un sistema que sólo se venía abajo en el Bernabéu, la maldición del Bernabéu, donde el genio se volvía vulgar y mazo Maguregui), los Polvorosos de la Manganesa escribieron cosas que avergonzarían al sargento de “La chaqueta metálica”, sin darse cuenta (y Núñez, el “Napoleón de las Ramblas”, su presidente, el primero) de que ese holandés de jeta fenicia estaba realizando con el Barcelona lo que Di Stéfano había realizado con el Madrid.



Bernabéu en los toros

VENTAJAS KEYLOR
    Con Keylor Navas el Madrid gana un portero, que no es poco; una imagen años 50 (Gene Kelly en “Singuin' in the rain”), que no está mal; y la tranquilidad de no tener que ir cada lunes al psiquiatra, como ocurriría de estar hoy jugando con De Gea, sólo por ser competencia de Casillas en el Combinado Autonómico. Keylor es de Costa Rica (de allá salió también, ay, el juez Pedraz): si juega mal, le caemos encima a Flóper por haberse deshecho de Casillas; pero, si juega bien, nos vale para tapar los méritos de Benítez (comparados con los de Ancelotti). Algo es algo, mientras el espíritu de la llama boliviana de Chencho Arias escupe sobre Bale.