miércoles, 30 de septiembre de 2015

El triunfo de Calibán

Marqués de Tamarón
Abc, 1985

El azar —o la misericordia divina— ha hecho que cuando empezaba a agobiarnos el estudio de la estupidez y de la ignorancia humanas cayeran en nuestras manos dos libros inteligentes: el discurso de ingreso en la Real Academia de don Valentín García Yebra y After Babel, de George Steiner. Acaso habríamos ido demasiado lejos en nuestra curiosidad —¿masoquista?— por el lenguaje pobre y mendaz de la política y del periodismo. Quizá tenía ribetes morbosos nuestra caza de la presuntuosa traducción errónea. O no; puede que esa catarsis sea necesaria. De cualquier manera, cansa a la larga vivir rodeado de idiotismos y de idioteces, de falsos amigos y de amigos falsos, de traidores y de traductores, con solo el sarcasmo por defensa. No es bueno reducir las emociones a la ironía. A veces hay que volver los ojos a la belleza y admirarla.

     Pues bien, a eso nos incitan García Yebra y Steiner, cada cual a su manera, a propósito de las traducciones. Ambos son políglotas —de los de verdad, no de los que pululan en TVE— y conocen a fondo tanto la cultura clásica como la moderna. Dicho de otra manera, son fósiles vivientes. Pertenecen a la noble tribu —hostigada, diezmada y ya casi extinta— de los humanistas capaces de leer a Horacio en latín y a Proust en francés, y además disfrutarlo. Eso, no nos engañemos, está desapareciendo. Cierto sistema común de referencias culturales, en vigor durante muchos siglos, ha sido eliminado de los planes educativos y ya empiezan a surgir generaciones de jóvenes bárbaros, afables y bien nutridos, limpitos de cuerpo y de mirada, lobotomizados por un bachillerato analfabético, a quienes nada dicen el misterio del Gólgota o los de Delfos, la belleza de Helena o la de María Magdalena. J. J. Rousseau (il a été laquais et cela se voit, decía de él Voltaire) ha triunfado. Cuando el buen salvaje entra en el Museo del Prado y ve a un imponente barbudo con cuernos de luz y unas lápidas en la mano, o a tres mujeres en cueros ante un joven que ofrece una manzana, sonríe con la mirada beatífica del mulo y sigue su camino. No sabe, no puede saber, de qué va.

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Conejitos

Carrefour, Madrid

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

No olvido que fue un catalán, el “senyor Puxeu”, que llevaba la Agricultura con Zapatero, quien, contra la crisis, nos mandó a comer conejo (“una carn sana, lleugera, molt desitjable i barata”) en Navidad.

Los sediciosos catalanes olvidaron que “leoporum generis sunt et quos Hispania cuniculos apellant”, con lo que la conejada del domingo no fue lo que esperaban, y hoy todo son conejitos salidos (¡y no los de Hugh Hefner!) de los bolsillos de los ilusionistas.

Lo previsto era la victoria clara de la sedición, y ahora ya tendríamos una comisión constitucional de Lo Federal (politólogo, tertuliano, escritor-y-periodista, médico-y-practicante) negociando eso que al doctor Iglesias (Pablemos, no Papuchi) se le ha escapado de la boca: el encaje de la “nación catalana” en la nación española mediante el diálogo platónico y la “relatividad newtoniana”.

Un año llevamos diciéndolo, aunque aquí la verdadera máquina de “preveer” se llame Pdr Snchz (Pedro de la Preveyéndola, en la canana de Rosa Belmonte), a quien se le ha caído el conejito catalán de la unidad de destino en lo universal en una “nación plural, diversa e indivisible” de España.

Lo malo de que ya no haya declaración de independencia en Barcelona, que todo lo justificaba, es que los viajantes del consenso deberán atiborrarnos de sedantes para hacernos tragar el sapo de Lo Federal.

De hecho, el periódico de Lo Federal, que es el encargado de escribir la historia lógico-natural de España, no como ella fue, sino como debió haber sido (el método de Juan Santiuste, personaje galdosiano), ya ha puesto a sus politólogos más finos a redactar. Uno culpa del auge del independentismo catalán… a Mourinho (no es broma). Y otro se saca de la manga que la Transición es nuestra Ilustración.

Fuimos la luz.

Esa luz, nos dice Gustavo Bueno, procede de San Buenaventura, pero ¿quién le explica eso a un señor que escribe “dios”?

Lo que no pueden disimular es de dónde vienen todos.


Puxeu, Puxeu

Carmenato. Tontos, 1

Fiestas Populares
Antes, Fiestas de El Pilar (impopulares)
J.R.M.

Miércoles, 30 de septiembre

Valle de Esteban

-Estando una noche entre "Los amigos de Julio Camba" en Casa Ciriaco, el fino gallego Manuel Blanco Tobío contó que al ir a ver el "Guernica" en el Museo de Nueva York se encontró con una cola monstruosa de gentes. Y como conocía al director del Museo le preguntó qué esperaba ver esa muchedumbre:
-¡Ah! ¡El horror de aquel bombardeo, vergüenza de la Humanidad!
-Y entonces -respondió Tobío-, ¿qué guardan para Hiroshima?
Ernesto Giménez Caballero

martes, 29 de septiembre de 2015

Barbate, el último pueblo nacionalista

Luna de Barbate

Francisco Javier Gómez Izquierdo

El nacionalismo enseñado durante treinta y cinco años en los colegios vascos y catalanes no podía traernos más que cerriles maleducados y una lepra racista a la que nadie parece dar importancia. Los votos de Cataluña, que los más desvergonzados pretendían emparentar con los de hace unos meses en Escocia, ni sé interpretarlos ni me preocupa no entenderlos, porque soy de pensamiento simple y no me gusta que me compliquen lo evidente.

      Lo evidente es que si a un tierno infante lo educas con versos del Corán y en el odio a los infieles, el mozo tiene un 90% de posibilidades de salir islamista. Si a un benjamín de Vich el maestro de la escuela le canta las beldades de su “pequeño país” y vitupera hasta la náusea al vecino que trabaja, paga y calla, es seguro que los benjamines de Vich se creerán mucho mejores, con más derechos y de superior calidad que la de sus vecinos... porque así se lo han enseñado en la escuela.

   En Andalucía, el señor Rojas Marcos y sus amigos entierran estos días con discreción y en la intimidad el nacionalismo andaluz, una muleta que ha dado euros y ocupación a unos cuántos pícaros que intentaban vender hazañas  legendarias a un pueblo que en su abandono ha aprendido a votar lo que le conviene. El nacionalismo por aquí era perdonable porque de algo hay que vivir, pero el nacionalismo es racismo. Lo quieren disfrazar, pero es un racismo de individuos que transmiten odio hasta en los andares, por eso el andaluz no es nacionalista mas que por conveniencia y sólo a ratos.
    
He pasado los votos catalanes en Barbate, uno de los pueblos que más se equivoca, que menos estudia y que más a contracorriente navega por Andalucía. ¡Cómo será, que moribundo el andalucismo y hartos de pepé y pesoé , van los barbateños y eligen un alcalde del Partido Andalucista!

     En Barbate, la mayoría de los votantes no sabe qué cosa es el PA, pero tienen claro que es un partido de andaluces y por qué no van a tener ellos los  mismos derechos que los vascos y catalanes.  El PA prometió un centro de salud como Dios manda, y “no que tengamos que ir a los Rayos X de Vejer o San Fernando” “¿..y no poder hacernos los análisis en Barbate cuando en tiempos de Franco hasta se operaba en el pueblo...?”. Barbate quiere cosas tangibles y faltaba pedírselas a los andalucistas.

    En “lo de Juan José” tomaba ésta mañana café con un danés, un bético, el hijo de Juan José y el carnicero de la plaza que practica el atletismo. Ninguno sabe lo que es la CUP, ni cómo se van a casar los diputados catalanes. Todos creen que los catalanes son muy egoístas (“no hay más que verles la cara”) y que Cataluña es como Zahara, un nido de pijoprogres que se quiere independizar, que van de listos y no se quieren enterar que Zahara era un cerradero de bellacos donde los galeotes esperaban barco de Su Majestad. A orillas del río Cachón cometían “...sus bellaquerías, jartos de vino con las mujeres y las niñas”. De Zahara y de aquellas juergas antes de zarpar viene la palabra cachondeo, ese estado permanente en el que viven los profetas que vocean en Cataluña.

Adjudicatarios de los pisos en la Ciudad de los Periodistas


Hoja del Lunes


J.R.M.


Bergoglio

Plaza de Toros de Valencia
Corrida de Miura
La tarde de la "fumata blanca" de Bergoglio


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La “fumata blanca” de Bergoglio me sorprendió en Valencia, viendo al pobre Robleño trajinar con un miura imposible incluso para el trasteo.

Se llamará… Francisco.

Se necesita valor, pensé entonces, para arramblar con el único santo incontestable de la Iglesia (después de eso, sólo viene llamarse Jesús). Valor… o soberbia, aunque uno prefiere la soberbia de Pablo VI: esa tumba “minimalista” en medio de tanta pompa y circunstancia vaticanas.

Montini fue progre, pero intelectual (valga el oxímoron). Siendo arzobispo de Milán saltó a la primera de la prensa mundial al exigir a Franco el perdón de la pena capital a un estudiante de química, Conill, que en realidad había sido sentenciado, por terrorismo, a treinta años.
Bergoglio es progre (al menos los que toman al Ché por otro Cristo lo consideran uno de los suyos), pero sus frasecillas podría suscribirlas intelectualmente el becario Íñigo Errejón.

La religión toda es política, me decía un jesuita en Roma –anota Fray Servando Teresa de Mier en sus memorias–. Ellos lo saben bien, y es un dolor que se mezcle tanta cábala e intriga.
Cuba me coge tan cerca que nunca olvidaré a Bergoglio (que no pudo venir al quinto centenario de Santa Teresa) hablando con Fidel (“de boberías, como cualquier politiquero letrinoamericano”, escribe Zoé Valdés) con la misma obsecuencia que el Papa de Jardiel hablaba con Dios recién aterrizado en el Cerro de los Ángeles de Getafe.

Del Hermano Sol y Hermana Luna del Francisco verdadero al Hermano Castro y Hermano Castro (sin ni siquiera una alusión chistosa al Hermano Lobo) de Bergoglio.

Mi madre siempre me decía que el Espíritu Santo no podía equivocarse, pero ahora me atormenta una observación del padre Andréi en el libro de Dombrovski:
Mira qué pandilla reunió (Jesús). Pedro renegó de él. Tomás dudó. Y Judas lo traicionó. Tres de doce: el 25 por 100 de producto defectuoso. Cualquier jefe de personal sería destituido por esta selección.

Martes, 29 de septiembre

Valle de Esteban

-Porque la tiranía es entre sus víctimas donde tiene sus más ardientes defensores.
Julio Camba

lunes, 28 de septiembre de 2015

Esto no lo arregla ni Moyano



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Visto desde afuera, el Madrid parece la manta de la felicidad del profesor Rojas, que si tapa los pies, destapa la cabeza, y si tapa la cabeza, destapa los pies.

    Tapar una portería y que no se destape la otra. Ésa es la cuestión.

    Frente a la transparencia de los goles, la opacidad del cerocerismo (la opacidad, según Gustavo Bueno, es la lucha por la vida, que a lo mejor también le hacía falta al Madrid de los señoritos).

    A mí este cerocerismo benito me ha hecho pensar mucho. ¿Qué ventila Kroos entre centrales, como si fuera el chico de los recados de Perico Alonso? Pensar será una erección, como dijo nuestro Ortega, pero es que Kroos piensa en alemán.

    –¿Este Kroos no vendría también de la factoría de Volkswagen…? –tuiteó Don Hilarión en plena cerocerada contra el Málaga.

    En las cosas de mi dilecto Gregorio Luri he dado con pistas que podrían conducirme a la comprensión de la cerocidad madridista. Una: la filosofía del fútbol es una dialéctica. Dos: la tesis se la debemos a Parménides: “Lo que es, es”. Tres: la antítesis, a Vujadin Boscov: “Fútbol es fútbol”. Cuatro: la síntesis es doble: a) el ser es esférico. b) la verdad es redonda.

    Cero por cero, o la verdad en números redondos.

    Sin embargo, la lógica (y vuelvo a nuestro Ortega) no existe desde el teorema de Gödel (viene en la Wikipedia y es muy entretenido de leer), que demostró que la matemática, como la felicidad, nunca es completa.

    Todo, pues, queda en manos del azar.

    Los primitivos vieron en el azar al primer Dios e inventaron la magia para poder tratar con él. De aquella cultura conservamos las supersticiones, una de cuyas formas sería la esperanza, “gloriosamente arbitraria”.

    El Madrid de Benítez es hoy un gran equipo… con la esperanza de ganar la Liga.

    El sábado, a la azarosa lesión de Messi, Cristiano respondió con un cero a la izquierda, que es decir con nada, y voló el liderato, aunque no el récord de Raúl, aún Golero Mayor de la Galaxia, lo que lleva a más de uno a hablar de maldición raulina, Raúl de gitana del Olimpo (mezcla gitanesca de Solana, Zuloaga y Romero de Torres) echando la malaventura al delantero portugués, que encima tuvo enfrente a Kameni, un tipo que juega en espiral, como los hierros de Martín Chirino.
    
Ya en Bilbao a Keylor Navas, que es portero de piso bajo (como el español en general: también esto lo dijo Ortega), se le esfumó por un palmo el récord de Miguel Ángel, ¡la maldición de Miguel Ángel!, el Gato de Pontevedra.

    Pero estas maldiciones gonzaleras (de Raúl y de Miguel Ángel) se quedan en poco al lado de la que otra madridista manifiesta, la doctora Eva Carneiro, ha arrojado sobre el Chelsea y sus principales figuras (¡Hazard parece Isco!), que no levantan cabeza desde que Mourinho la expulsara del banquillo.
   
 –Esto no lo arregla ni Moyano –decían, no hace tanto tiempo de ello, los taurinos.

    –¿Y quién es Moyano? –preguntaban los incautos.

    Moyano era un latero que había en Córdoba, donde, cada vez que a alguien se le rompía algo en casa (¡esos dos puntos, ay, del sábado en el Bernabéu!), se oía una vez que decía: “¡Llama a Moyano!” Y Moyano iba y lo arreglaba.




BARBAS CAPUCHINAS

    Arbeloa aparte, Carvajal, Isco, Nacho, Benzemá… son madridistas barbados. Y Queylor, que parece lampiño, es portero conventual de mucho “ora” (casi un rosario, bajo la portería, antes del partido) y "labora" (muchas, demasiadas, paradas). Salvo la de Benzemá, que es pérfida barba mora, todos querrían barbas de Tercio, pero derivan en barbas capuchinas (barbas de pobreza espiritual) que, más que guerra, dan paz. Jesé, como que quisiera llevar barba militar, pero lo que se deja se le desvirtúa (como él mismo, en el campo) en glamour de Conchita Wurst, cuando lo que necesitaría, para desbordar a los contrarios, es un modelo Meireles, el mediocentro portugués escapado de la Tebaida.





Otra frailada en Madrid, con José Tomás en una grada y el Mochuelo en el olivo de Abella


¿Qué es España?
(Al enchufado de la Cifu, Eolo le roe la bandera)

José Ramón Márquez

Nuestros bisabuelos salieron de los toros un buen día de 1898 y se enteraron de que se había perdido Cuba -y ésa sí que fue una grandísima pérdida, acaso la única realmente importante de todas-. Hoy, andando los años, nos vamos a los toros con la tabarra de la secesión catalana planeando sobre nuestras cabezas.

Lo mismo que el plebiscito ful que han perpetrado cuatro logreros para encenagar lo que se pudiese en las provincias del noreste, la empresa de Madrid, esos Choperón Father & Son vigilados por la atenta mirada de ese simpático Manolo que, cual Mochuelo doméstico de la Cifu, ha anidado en el burladero 27, han sido capaces de rizar su particular rizo culminando la mini feria de los encastes minoritarios con... una corrida ful de lisarnasios del Puerto de San Lorenzo, encaste absolutamente nada minoritario por el que beben los vientos nuestros Choperon’s, según parece. Y es que se dice pronto que para hoy programen una de Fraile Mazas como si fuese cosa minoritaria y en peligro de extinción cuando entre las diversas franquicias frailunas llevamos seis o siete corridas de lo mismo en lo que va de temporada en Madrid y aún nos resta un último cucharón de más del mismo ricino el viernes día 2 en la Feria de Otoño. Hartazgo de Fraile, Puerto de San Lorenzo, Ventana del Puerto, Valdefresno, Moisés Fraile, Fraile Mazas... vueltas y vueltas de lo mismo, de los lisarnasios coñazo que o no pueden con la penca del rabo o son más tontos que aquel famoso tonto de Ciguñuela, que cosía de balde y ponía la tela. Y todo para no traer lo auténticamente minoritario, que es lo que Carolina Fraile cría en Cojos de Robliza e hierra con la marca de Graciliano, que eso se lidia en Francia o donde sea; cualquier sitio menos en Madrid. Y para que se vea que esta gente iba con la mosca tras de la oreja, en el programa, página 11, en el árbol genealógico ése que pintan, han quitado entre Javier Pérez Tabernero y Hermanos Fraile Mazas las casillas correspondientes a Puerto de San Lorenzo y Valdefresno, por no dar pistas de que esto de minoritario tiene más bien nada.

No se dio completa la corrida, pues el segundo se rompió una mano en la capea capotera. Ya ni sabemos cuántos toros se han ido al desolladero con una mano rota en la temporada que ahora termina a causa del impresentable estado del piso de Plaza. El sábado, en el ruedo de Las Ventas se dio una actuación de un cantante llamado Dani Martín, de quien todo lo ignoro, que colocó un escenario descomunal en el tendido 6, justo donde se fracturó la patita el lisarnasio; si a eso sumamos los camiones de carga y descarga, y el público que abarrotó y pisoteó la parte del ruedo, es fácil entender la rotura de mano del toro y la caída de Pirri en la cara del toro a la salida de un par de banderillas, afortunadamente sin consecuencias. Que el ruedo no está en condiciones es algo que se ha dicho con insistencia, que ni la Empresa ni el simpático Mochuelo hacen nada al respecto es algo que es perfectamente constatable. La cosa, a ver si nos enteramos, no es quitar la “lenteja”, sino tener el ruedo en condiciones para la lidia.

Al menos la rotura de la mano del infeliz segundo nos dio la alegría de no tener que tragarnos seis lisarnasios, pues la cosa se remendó con uno de Benítez Cubero, hierro de Pallarés. De entre los de lidia oficial, nos echaron la escalera al cielo de Led Zeppelin, que iba de los 485 kilogramos de la bola de sebo regordía que salió en primer lugar, hasta los 615 del que hizo cuarto. El único que pareció toro de los seis fue el sexto, Pretencoso (sic), número 13. Hoy tomaron antigüedad, a ver lo que duran.

Para finiquitar a los lisarnasios de recuelo travestidos de encaste minoritario se trajeron a Fabián Barba, de Aguascalientes, nuevo en la Plaza, Pérez Mota y Miguel Ángel Delgado.

Si Fabián Barba hubiese dejado de afeitarse cuando tomó la alternativa, la barba le llegaría hoy a la cintura, pues hace ya doce años que se doctoró como matador de toros en su patria chica. Hoy se presentaba en Las Ventas y confirmaba, que nunca es tarde si la dicha es buena. Acaso lo que se espera de un hombre que lleva más de dos lustros ejerciendo el oficio es, precisamente, que al menos demuestre su oficio. Al contrario, Fabián puso sobre la apelmazada arena de Madrid unos modos desconfiados y ventajistas, una tauromaquia de los rodeos, de las afueras, de no quiero verte ni que te arrimes a mí, que está en el polo diametralmente opuesto de lo que uno como espectador va buscando por esas Plazas de Dios. Mostró unos modos con el capote más airosos que eficaces y a la bolita de sebo llamada Madrilero, número 19, una especie de rata gorda y encogida de trote cochinero, la toreó a base de lejanías y de desconfianza, como si fuese el Leviatán. Se quedó en la cara del bicho al entrar a matar, quieto parado, y se llevó un buen trastazo que el bicho le propinó sin maldad ni ganas de herir. En su segundo, que era el más grande de la redada que mandaron los  señores Fraile desde Tabera de Abajo, presentó idénticas trazas, no dejando en la parroquia el más leve recuerdo que deba ser pasado al folio. Mató echándose fuera de manera descarada, tirando la muleta al aire y atravesando al bicho, como no podía ser de otra manera. Al menos el toro no le atropelló.

Pérez Mota no dio la sensación de un matador de alternativa sino más bien de uno de esos aficionados prácticos aventajados que hay por ahí. Una cosa genial para divertirse en el campo, pero de muy poca enjundia para ganarse la vida. Pérez Mota no se resigna a abandonar la penosa senda  del julismo por la que algún desalmado le inició y se le va yendo la carrera y las oportunidades sin poner argumentos de peso que construyan su propia personalidad. No se pasó al toro lejos, sino lo siguiente, corrió lo indecible entre pase y pase, en un maratón del destoreo, abusó del pico sin misericordia y mató mal. Como viene siendo costumbre hubo cierto público que jaleó algunos “pases” que consiguió ligar, aplausos de paja que ocultan la palmaria ausencia en Pérez Mota de una tauromaquia sobre la que asentar su toreo y de un misterio que la dé sentido. Su segundo fue el cinqueño de Pallarés, Nomeveas, número 52, serio y bien armado, aplaudido de salida, a quien Tulio Salguero picó acaso con más saña de la debida. El animal sangró bastante y Pérez Mota vio como se iban apagando los ímpetus del toro a ojos vistas, cosa que el buen entendedor sabrá que beneficiaba a su matador.

Miguel Ángel Delgado volvió a dejar buen cartel en Madrid. En su primero volvió a mostrar las formas que  ya ha enseñado, justo en el límite del toreo que nos gusta. Aguantó la tendencia del toro hacia adentro a base de buen oficio y le sacó algunos redondos de buen trazo y colocación;  luego, con la zurda, una serie de mérito en la que lleva al toro muy toreado rematando atrás y tragando lo suyo. Mal con la espada. Faena sólida de torero bastante hecho, máxime ante las condiciones del toro. En su segundo, bien picado por Francisco Martínez, comienza con buenos argumentos aunque en conjunto y en honor a la verdad hay que decir que el toro acaba ganándole la pelea. Lo mata de una media lagartijera de efecto fulminante. Deja buen cartel y ganas de que lo repitan,  porque el concepto de su toreo va en la buena línea. Hubiera sido un buen nombre para la Feria de Otoño, en vez de alguno de esos tan vistos.

La presencia en una andanada de José Tomás nos llevó, por un momento, a recordar aquellas mágicas temporadas de 1996 a 1999 en que tantas esperanzas nos hizo concebir.



 El mariachi

 Florencio

 La papela de Fernández

 La marquesa

 El Oriente

 El duque

 La vuelta de la barrera del 9

 Mochuelo Fernández

 El Mochuelo en el olivo de Abella

 Abella (con Pablo, el del figón de Aranjuez) en su nuevo olivo

 Paseíllo

 Barba, Mota y Delgado

 Carmelo Giraldillo

 Sombreros

 Coleta

Flequillo

 Pie griego

 Guernica

 Sánchez avizor

 Sánchez al quite

 Pelo liso

 Pelo rizado

 Pelo customizado

 Delgado

 Juguetes rotos

 Brindis de Delgado

 Ahí estuvo

 Ibiza

 Pirri (que no pudo tomar el olivo) y Boni camino de la enfermería

Oliva (Soto), mozo de espadas de Barba

 Sánchez al par (no tomó el olivo)

 La luna...

 ...llegando tarde al eclipse

 José Tomás en su olivo (grada del 3)

 Y Capea en una rama del de Tomás

 Entre lo hipster y salmantino

 Los selfies

España a la hora del cierre de los colegios electorales en Cataluña