viernes, 28 de agosto de 2015

Los Izquierdo





Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En la grande polvareda de Puerto Hurraco se nos aparece Vara, el psicólogo socialista de los Izquierdo, que no considera “que los hermanos fueran de pocas luces”.

    –Eran de aspecto primitivo, pero manejaban una explotación agrícola considerable y tenían filosofía de vida evidente (?).

    El autor de este dictamen científico es hoy presidente de Extremadura, y los Izquierdo, los patitos feos de nuestro acervo criminal. Eran ilustrados (tenían luces y filosofía) y terratenientes, como Jefferson, pero feos, y ni siquiera supieron decirle a Vara que sufrían “discriminación racial y sexual”, como dice el asesino de los periodistas de Virginia.

    Con sus luces (¡gusiluces de Puerto Hurraco!) y un careto menos lombrosiano, los Izquierdo hubieran tenido su película, como el Garfia (“Horas de luz”, ay, con Emma Suárez). Tampoco idearon para lo suyo un móvil progresista, como De Juana Chaos (es la diferencia, en España, de matar por venganza y matar por territorio), merecedores, por tanto, de la compasión del partido de Vara, de “la paz social” de la Audiencia Nacional y del análisis cultural de Pablemos, cuya biblioteca (todo cuanto ha leído en su vida) cabe en un tuit, pero que en Cambridge, con una beca de Blesa, se vino arriba y comparó con Antígona (¿o con Sófocles?) a los partidarios del carnicero de Legazpi:

¡El “no” de Antígona en el que se fundamenta la ética en política, como acto radical de libertad que desafía las leyes y se opone a la tiranía!
    
Pobre Pablemos.
    
Y pobres Izquierdo, que, víctimas de estos orates del progreso, murieron en el talego. Contado por quien los conoció: “El alto y cano murió en la prisión de Badajoz de muerte natural… El otro se ahorcó en su celda porque, con sus cosas preparadas, ciego, setentón, le aplicaron la doctrina Parot el día que cumplía veinte años de una condena de veinticinco sin un día de permiso”.

    –La Asociación del Rifle tiene comprados a muchos políticos… –tuitea, al fondo, Ana Pastor.