sábado, 8 de agosto de 2015

"¡C...!"


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    La diversión de ir cada año a la misma playa es que uno sabe exactamente (con la exactitud de Bill Murray en “Groundhog day”) en qué piedra del arenal girará el caballero del bañador color mandarina en ese absurdo caminar de monos capuchinos enjaulados que emprenden los caballeros en las playas.

    Es la misma sensación “Groundhog day” que desde hace cuarenta años nos proporciona “la cuestión catalana”, ahora que Manos Limpias pide la detención de Arturo Mas por sedición, que es pedir peras al olmo.

    El olmo es el Código Penal (la verdadera ley política de una comunidad), que nos convierte en un país extraordinario, el único país de nuestro entorno cultural que elude el delito de sedición, pues para incurrir en él, si seguimos la ladina redacción del legislador, habría que tener bigote, llevar tricornio y gritar “¡Se sienten, coño!”, que, jurídicamente, no es lo mismo que “cony”, “recony” o “collons”, aun en boca de José Antonio Durán y Lérida, que es de Huesca.
 
Fray Servando Teresa de Mier cree descubrir “la tierra del coño” en Aragón, porque así como los demás españoles a cada palabra añaden un ajo redondo (“excepto los valencianos, que dicen ‘pacho’, y es nombre torpe de la oficina de la generación”), así los aragoneses dicen a cada palabra “co…”
 
Y esto es manera que llegando a una casa con boleta de alojamiento, el muchacho gritó a su hermana: "Co… anda, dile al co… de la madre que aquí está el co… del soldado".
 
El fraile, que ve que en otras tierras el co… va junto el ajo y la col, acaba preguntándose en sus memorias de mexicano desterrado (doscientos años ha) si no es un escándalo que el pueblo español no pueda hablar tres palabras sin la interjección de una palabra tan torpe, “cosa que no se ve en otra nación”.

    De los aragoneses concede que son valientes, y tan porfiados, que “así como un hombre clavando un clavo con la frente es un símbolo de vizcaíno, así clavándolo con la punta hacia la frente es de un aragonés”.