lunes, 20 de abril de 2015

Bajo sospecha

Fermín en el medio


Francisco Javier Gómez Izquierdo

      Estamos en Segunda División a falta de siete jornadas, y ante semejante panorama los barandas de la Liga de Fútbol Profesional se han echado la lupa al ojo para no perder detalle de los partidos del Córdoba. Creo que en el Ave han venido unos inspectores del Organismo y del sindicato Afe  para que nuestros jugadores  no caigan en tentaciones y rechacen todo tipo de primas, pues el señor Tebas y el señor Rubiales no van a parar hasta conseguir que el futbolista español sea un espíritu puro.
    
En los partidos que perdamos ¿se nos acusará de falta de interés, actitud o vergüenza torera? Y si nos da por ganar, ¿será debido a las ilegales primas a terceros? Es lo peor que nos podía pasar. De verdad que no me hubiera importado bajar disputando hasta el último partido un descenso incierto, pero esta ruina tan temprana nos convierte en sospechosos habituales para las siete últimas jornadas.

      Quiero dejar claro que los dineros cobrados por ganar partidos no me parecen manchados -¡otra cosa es dejarse perder!- y como curiosamente se repite la historia de hace cuarenta años cuando el Córdoba fue juez en la liga 71/72 a pesar de descender, venciendo al Barça en beneficio del Madrid, lo exigible es que el 2 de mayo gane el Barça en El Arcángel y se olvide de afrentas pasadas.
      
Cuentan los viejos aficionados cordobesistas que, como en todas las provincias los hay del Barça y del Madrid, que un Fermín abúlico durante toda la temporada aquella tarde se salió; que Pascual Tejerina pitó penalty sin serlo; que con el dinero de la prima del Real Madrid -Del Bosque y Femín mediante- hubo quien se compró un piso... que al portero Reina en Barcelona le quemaron el coche, que Rinus Michels sufrió una insolación y no supo explicar lo que pasó en el viejo Arcángel,  que Zabalza y Rifé se santiguaron siete mil veces sin exagerar cuando miraban a Manolín Cuesta, el del penalty, y que Fermín no jugó nunca como aquel día. Marcó un gol que valió una liga. Lo repescó el Real Madrid, pero  no era futbolista de equipo grande.

     No vi el partido de Villarreal, pero, como en Bilbao, nuestro primer triunfo, jugó Abel Gómez, cosa que me alegra por él. Juan Carlos estuvo palomitero y los postes nos fueron propicios. Por desgracia se nos acerca la Fortuna cuando ya no la necesitamos y aunque el 0-0 ante el Villarreal es resultado de mérito, ni siete milagros seguidos nos salvan. ¡Perdón, sí! Nos salvaríamos si el señor Tebas y el señor Rubiales metieran mano a los corruptores, pero me da que no está el Córdoba para arrojar la primera piedra.