jueves, 27 de noviembre de 2014

Maccio



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Maccio (“ma non fanatico”), escribió un tenor napolitano, amigo de Maeztu, al rellenar la ficha policial en la aduana.

En Bruselas, el gran timonel Pablo Iglesias dicta una fatua por “machismo” contra una periodista que pregunta por la lucha contra la pobreza en Rivas de quien según todas las encuestas será nuestra próxima primera dama.

Machista. Eso es machista.
Es decir, contrarrevolucionario.

Con dos c…

Aunque el machismo, como todo en esta vida, sea cuestión de fechas. En Rivas tiene su callecica Victoria Kent, que en las Cortes de octubre del 31 aconsejaba el apartamiento cuidadoso de las urnas a las mujeres, “porque no están preparadas para la política” (¡podían votar a los curas!), opinión que en la prensa del radical-socialismo, tan leído como el de ahora, le valió comparaciones con Concepción Arenal, Gertrudis Gómez de Avellaneda y sor Juana Inés de la Cruz.
Con el método “Maccio” de Iglesias, la corrupción de España no sería más que un malentendido, como la famosa matanza del tetrarca de Galilea.

Matanza de Herodes. ¿Población de Belén? ¿Mil? ¿Niños varones de hasta dos años? ¿Diez? ¿Escapados (como el propio Jesús)? ¿Tres? Quedan siete niños. ¿Qué matanza de inocentes es ésa?
Corrupción de España. Para no incurrir en machismo, apartamos a las mujeres. Para no incurrir en fascismo, apartamos a los progres (de izquierdas… y de derechas, que son los más). ¿Qué nos queda? Una multa de tráfico de Esperanza Aguirre y la invitación a Palacio del pequeño Nicolás, con quien anda entretenida la abogacía del Estado que debía ocuparse de la sedición catalana. ¿Qué país corrupto es ése?

Si será goloso el método “Maccio” de Iglesias que el presidente del gobierno no dudó en emplearlo ayer en el Congreso para zafarse del tabarrón catalán: el 9-N, dijo, nunca existió, y desaparece del calendario como las vocales en la web de Pedro Sánchez.
Esto nos lleva al mundo presocrático del ser y no ser, pero ya se nos sale del folio.