martes, 19 de agosto de 2014

Loqueísmo y el político niño

 

Hughes
Abc

En «La Sexta Noche» todos empezaban igual: «Yo tampoco soy economista, pero...». Para algo estaba Bernardos, el economista Bernardos –un aire al actor Rellán–, para introducir el argumento de autoridad. La Crisis habrá acabado cuando dejen de aparecer economistas en la tele. Bernardos habló de Europa, que por lo visto también es muy de derechas, y de «lo que es la austeridad». La Fundéu alertó hace poco sobre el mal uso de esta construcción. El gran loqueísta fue Zapatero, que hablaba «de lo que es la paz» a todas horas. Tan genialmente cantinflesco, el pleonasmo se le quedaba corto. El «loqueísmo» es una forma de dar énfasis. Pero también se percibe en ello un cierto escrúpulo. Introduce deliberadamente la imprecisión, como si el sustantivo, dicho así, a pelo, causara respeto. Hay algo de precaución, de temor a la exactitud de la palabra. Parece una consecuencia de los procesos de devaluación semántica, un nombrar por aproximación. Como si la cosa y lo que es la cosa pudieran no ser exactamente lo mismo. El castizo «lo que viene siendo» dicho en serio.
El sábado también estaba Errejón, que es la finura mayor de Podemos porque realiza la fantasía absoluta del juvenilismo: el político-niño. Asustado me tuve que meter en Google a buscar su edad. Ya tiene los treinta, pero parece el Arturito Pomar de los debates.

Con Errejón de «babyface» y los teledebates, cada vez más visitados por políticos, quizás se están cumpliendo las advertencias de los sociólogos: los espacios públicos, comunitarios y políticos convertidos en un espectáculo y, en el centro de todo, la juventud. Si no es así, no se explica el éxito de estas tertulias.

No es unánime, y quizás vaya remitiendo, pero estos programas suscitan un interés participativo en el que parecen abocar tres corrientes: la juventud como un valor político establecido desde el 68, Internet y sus profundas transformaciones en el individuo y el populismo. O «lo que es el populismo». Que ya advirtió la misma Fundéu, recomendando un uso prudente del término, que se trata de una palabra no recogida aún en nuestro diccionario.