miércoles, 9 de julio de 2014

Joaquín Vidal y José Tomás


Joaquín Vidal

José Ramón Márquez

Uno más o menos tenía pensado no gastar su tiempo escribiendo de ese Feriante con cara de que le debes algo llamado José Tomás, ¡con lo que pudo haber llegado a ser ése hombre!, pero la noticia que anda por ahí de que ha rechazado un premio merece un pequeño comentario. Dice el titular que el Comandante del Puesto de Galapagar ha rechazado el Premio Universitario Joaquín Vidal, y ésa es una gran noticia, porque es el primer rasgo de honradez y de coherencia que se ve en el ciudadano Tomás Román en muchos años. Lo feo hubiese sido irse a agarrar el premio sin más ni más, como si fuese un vulgar Paquiro (PPPP: Prestigioso y Pingüe Premio Paquiro), ese premio creado ad homine para el enaltecimiento del ciudadano Tomás Román. Lo fácil hubiese sido decir que sí, que adelante, que dónde hay que ir a recoger el premio y dar la ocasión a los organizadores y sus amiguetes para que se hagan selfies con el Feriante, pero acaso en el ánimo del Pasmo de Galapagar haya pesado aquella demoledora frase que debemos a la impar pluma de Vidal: «A este le han dicho que es galáctico, y se lo ha creído» y haya decidido perpetrar esta postrera vendetta contra el difunto periodista, que la venganza es un plato que se sirve frío.

Y también ¿a quién se le ocurre darle el premio Vidal Vizcarro al Tomasito de Galapagar? Manda narices, que se ve a las claras que los organizadores a lo que van es al roce y, como se dijo antes, al selfie.

Dejemos las cosas como están. Dejemos a Tomás con sus corriditas amañadas, hoy con dos comparsas, mañana con un rejoneador, pasado con los enanitos toreros, al otro con el Charlots y el Llapisera, acompañado cansinamente de todos esos conversos que le siguen en triste procesión por los pueblos de España, como a una Juana la Loca del antitoreo; dejemos a Tomás con su sustancioso Paquiro y no mezclemos con él la memoria de Vidal, que siempre fue un aficionado, que nunca fue un taurino, que fue un hombre con sentido del humor, ajeno a conciliábulos y taurineos. Den el premio Joaquín Vidal a Miura, que es lo que él hubiese votado y déjense de monsergas. En el pecado llevan la penitencia.