miércoles, 18 de diciembre de 2013

El capellán




Ignacio Ruiz Quintano
Abc
   
Con arreglo al mandato evangélico (Jn 18,10), Arcadi ha metido su Espada en la vaina, que es el tabarrón catalán, con “caganers” de la santurronería como Jordi Costa, el “avi” de la crítica de cine, que prohibiría a Scorsese… por “violento”, o el capellán Salvador Plans, que es quien ha sublevado a Arcadi con un aletazo desde el púlpito de Montserrat:
    
El año que viene seremos consultados sobre nuestra identidad como pueblo de Dios.
    
Más que un celote, ese Plans sería un epígono de la madre Ráfols, que predijo con un siglo la venida de la República.
    
Bueno, a la madre Ràfols nunca se le ocurrió localizar al “pueblo de Dios” en Villafranca del Penedés, su pueblo, como hace el perillán de Plans al situarlo en su Abadía y alrededores.

    ¡Pueblo de Dios!

    Joseph Ratzinger conversó con Peter Seewald de ese concepto.
    
Lo primero y más esencial es que se trata de un concepto para las mentes del Antiguo Testamento, donde el concepto de “pueblo” no tiene que ver con el moderno concepto de “nación”, y está relacionado con tribus y familias.
    
Y añade Ratzinger: “Sólo si se comprende el concepto de ‘pueblo de Dios’ en su acepción bíblica, se utilizará cristianamente, y cualquier uso distinto es una invención al margen del cristianismo, y en mi opinión, un producto de presunción, pues de esa afirmación, “somos el pueblo”, también se deduce otra, “nosotros decidimos”.

    –Si en Alemania una asociación reuniera a sus miembros y dijera: “Somos el pueblo y, por tanto, decidimos que esto sea así”, todo el mundo se mofaría de ellos, pues todo el mundo sabe que las leyes federales no se pueden decidir en un concejo municipal, sino en el Parlamento, que representa a todos.
    
Pero ahí está Guardiola, en Alemania, vestido de tirolés y pidiendo (o no sería catalán) desde la banda que una parte de España (“los del país pequeñito de ahí arriba”, según Pep, que es laico, o el “pueblo de Dios”, según Plans) decida por todos la herencia.