martes, 16 de julio de 2013

Lo real

Deberíamos encontrar lo real antes de que lo real nos encuentre a nosotros

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Me viene Dios a ver con una cita que Gregorio Luri hace de la periodista francesa (de derechas, pues ya hay que hablar así) Elisabeth Lévy, quien a un dicho de Lacan sobre lo real (“lo real es todo aquello que no podemos controlar”) añade ella:
    
Deberíamos encontrar lo real antes de que lo real nos encuentre a nosotros.
    
La guerra del periodismo watergatero contra lo real es, pues, a muerte.

    El periodismo watergatero abarca desde el yate de Arbeloa hasta el wasap de Rajoy.
    
Pedro Jota debe encontrar a Mariano antes de que Mariano encuentre a Pedro Jota.
    
Nada nuevo bajo el sol.
    
Cuando a Ortega, Ayala y Marañón les quitaron “El Sol”, ellos se presentaron en la Puerta del Sol con una República.

    El síndrome de Sansón es una cosa muy nuestra: empezamos amenazando con tirar de la manta y terminamos tirando el templo.

    En fútbol se da mucho. ¿Cuántas veces habrá desaparecido mi equipo de la infancia, el Burgos? 

Desaparece, se quita de deudas y vuelve a nacer con otro nombre.

    En política sucede lo mismo.

    Nuestra primera República, para ser popular, suspendió la recaudación de contribuciones y dejó de pagar la Deuda. No llegó a los dos años, pues, de paso, dejó de pagar a los empleados. La segunda (la de Ortega, Ayala y Marañón) produjo en cinco años veintiocho gobiernos y un solo Presupuesto.
    
España, en fin, está hecha a desaparecer, a quitarse de deudas y a volver a nacer con otro nombre, que suele ser otro régimen.

    Trías, Bárcenas, Liaño, Rubalcaba, Centella… ¿dan para un Watergate?
    
Para que un Watergate funcione, hace falta un presidente facha. Nixon espió al Partido Demócrata y dimitió. Obama ha espiado a todo dios y nadie espera que se retire a Viena a estudiar ese idioma austríaco que tanto lamenta no hablar.

    Rajoy no parece fácil: técnicamente es de centro y, además de ser de centro, es lo real. Y hasta Rubalcaba y Centella, dos hegelianos comprados en los chinos, saben que lo real… es lo racional.