jueves, 18 de abril de 2013

Lentitud


De El Tato con cascos al "tatoo" de Canorea

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En Sevilla hay menos prisa que en Madrid.

    Yo lo achaco al clima, pero un crítico taurino diría que es el duende, como si los duendes fueran de dejados como Canorea, el empresario de la plaza de toros que en plena Feria va a la Maestranza en vaqueros y manga corta para enseñar el “tatoo” cani de su antebrazo izquierdo.

    Así vestido (o de “desvestido”) uno sólo había visto a Roures, el basilisco de la lucha de clases, en el palco del Real Madrid.

    Es la manera de vestir (o de “desvestir”) del demócrata español, que, como se sabe, es más demócrata que nadie, pues en España, como vio Camba, siempre se ha confundido la democracia con la mala educación, y no es señalar ni a Roures ni a Canorea, hijos, ay, del espíritu bohemio de un empresariado comprometido, en el fútbol y en los toros, con el tuteo republicano.

    Entre Roures/Canorea y madame de Noailles, la severa dama de honor de María Antonieta en Versalles, a quien la infortunada Toinette llamó siempre “Madame Etiqueta”, ha de haber un término medio: o sea, Juan y Medio.
  
En la plaza, Canorea se sienta en las estanterías de la crítica, junto al sol alto, lo que lleva a los revisteros a confundir la lentitud con el quietismo, aquel invento místico de Miguel de Molinos de donde debe de venir lo de comulgar con ruedas de molino.
  
A propósito de ruedas de molino, sabemos qué desayuna Morante, pero no cuántas verónicas pega en un saludo.

    El lunes, por ejemplo, se desayunó en Casa Moreno con media “tostá” untada de mantequilla más una lengua de jamón de York y una “leshe manshá” servidas por Emilio Vara, su primer devoto.

    –¡Yo le di la “inspirasión”!

    La “inspirasión” fueron unas verónicas más una media (¡la media “tostá”!) de quitar el hipo.

    ¿Cuántas verónicas?

    Entre tres y seis, pues los críticos sólo se ponen de acuerdo en que fueron muy lentas, aunque no lo bastante para que a ellos les diera tiempo de contarlas.

    Que en contar las cosas es donde está el lío.

Cani, cani

Casa Moreno, donde se desayuna Morante