viernes, 19 de abril de 2013

Del lauro de Abella al tentadero con alubias

El producto

José Ramón Márquez

Sabemos que Abella, conocido urbi et orbe como Abeya, es un hombre que, pese a su desmesurada capacidad de trabajo, su concentración, su diligencia y su astucia, se halla acuciado por asuntos de suma importancia que le roban horas valiosísimas. Sabemos que su obsesión casi enfermiza por engalanar la Plaza de Las Ventas, por hacerla competir en pulcritud, aseo y ornato con las Plazas de Sevilla y Santander le roba muchas horas de sueño. Sabemos que, por razón de su importante cargo público se ve obligado, muy a su pesar, a asistir a almuerzos, entregas de premios, presentaciones de libros, tentaderos con alubias y certámenes variopintos.

Para tratar de aliviarle un poco, en la humildísima medida de nuestras pobres fuerzas, de una parte, aunque sea pequeña, de su carga, nos hemos paseado por los más afamados centros de jardinería de Madrid a la búsqueda del remedio que sirva para aliviar el mal que aqueja a los laureles (Laurus Nobilis) de la Plaza de Las Ventas. Hemos recorrido el selecto garden center de Los Peñotes, hemos acudido a Shanghai, hemos consultado en el Centro de Jardinería Pradillo, en Vierdes de Fuenlabrada, en Vernatura, en Cidoncha de Valdemorillo, en Invernagreen de San Martín de Valdeiglesias... hemos recorrido entera la provincia de Madrid  buscando las más autorizadas opiniones de los profesionales de la jardinería para poder ofrecer a Abeya el mínimo obsequio de haber hallado para él la piedra filosofal para la curación de sus laureles, ese «Compo Perfecktion» que hará que las plantas ya nunca más presenten ese aspecto enfermo, que limpiará sus hojas de parásitos, que favorecerá que crezcan armónicos y que con su clásica belleza ayuden a embellecer, aún más si cabe, esa joya preciosa, mimosamente cuidada, que es la Plaza de Toros de Las Ventas.
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El laurel