viernes, 29 de marzo de 2013

Córdoba. Del Cristo de los Toreros al Credo del Tercio

 El Caído

Francisco Javier Gómez Izquierdo

La mejor definición de la Semana Santa andaluza es la que habla de una bulla ordenada. En Córdoba, ayer Jueves Santo, la bulla se desorganizó porque salió de casa ansiosa y desesperada de tantos días sin imágenes en las calles y dispuesta toda ella a estar en los mismos rincones místicos.
 
    Se calmó el cielo y salió el Caído, el Cristo de los toreros, tras el que nunca falta Enrique Ponce. Luego el Esparraguero, ese Crucificado de la parroquia trinitaria al que sangre de mi sangre espera dos horas ante su puerta. Al de la Caridad lo sacan los legionarios y una hora antes de que asomara la Cruz de guía ya era imposible el acceso a doscientos metros de San Francisco. Sobre las once de la noche reventaba Capitulares, que es la calle donde coinciden el Ayuntamiento y la parroquia de San Pablo, para admirar a la Virgen de las Angustias, la más antigua y la mas Dolorosa de las tallas de la capital, al decir de los entendidos. Un gentío oceánico empujaba buscando un sitio  inexistente y todo era “perdón”, “déjenme sacar al niño”, “paso, que estoy mareada”.

Cansado, no acompañé a la parentela a ver los encierros, pero esta mañana me he acercado a San Francisco bajo un sirimiri intruso a ver a los legionarios. Son muchos los cordobeses que desconocen el Vía Crucis de Viernes Santo por la mañana y las emociones que levantan entre las mozas y no tan mozas los trajes verdes y las lágrimas que derraman los hombres de honor al sentir el Credo del Tercio: “...no se muere más que una vez... lo más horrible es vivir siendo un cobarde...”  Han sacado la Cruz a la puerta de la iglesia pero este año la lluvia es en verdad pertinaz... y la imagen ha vuelto al templo.

 El Cristo de Gracia
“El Esparraguero”
Dolorosa bajando San Cayetano

 Las dos Españas en San Francisco y el pecado de la Insolencia
La Legión cantando a al Cristo de la Caridad

 Rindiendo honores

Meeeeee  diavuelta