jueves, 21 de febrero de 2013

Carlos Berlanga, de pegamoide al paro

Los Domingos de ABC
 de Mil Novecientos Ochenta y Tantos

Con todas las erratas del plomo (Cirico/Chirico) y el papel pautado
Recorte enviado por Patricia Godes
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AQUEL PRÍNCIPE DE BIZANCIO

El caso es que se nos ha ido Carlos Berlanga, como huyendo de la purrela de este Siglo de Oro que andan vendiéndonos y como harto de la larga paciencia que en España sigue siendo el genio, escondido en la trastienda, tal que un judaizante del otro Siglo de Oro. Lo que de veras fue, lo ha contado su hermano Jorge, que es el único que podía contarlo. Lo que de veras pudo ser, lo ha pensado Sabino Méndez, que es quien mejor podía pensarlo. Y todos nos hemos vuelto más pálidos, como se vuelve de los cementerios: de puntillas, aunque «Bailando», con los zapatos, uno negro y otro amarillo, del príncipe de Bizancio y con un saltamontes -ese dandi epigramático que siempre hay en los cementerios- atado por un hilo (...)