lunes, 24 de diciembre de 2012

Para escarmentar tal perfidia


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

En la nación “discutida y discutible” llámase España al Combinado Autonómico del primer marqués del Del Bosque, a cuyo portero ha enviado al banquillo Mourinho, el portugués, no te digo más.
  
Esto es un plan de Mou para acabar con la Selección –tuitea desde algún lugar de Miami el baladista Alejandro Sanz, “Nightingale of the Peaks”, que no sabe que Abbie Hoffman nos enseñó que con las vacas sagradas pueden hacerse las mejores hamburguesas.
  
Ya en el 34 Fernández Flórez afeaba ese españolismo un poco de pandereta, que no se fija más que en detalles menudos, formales, cuya aparatosidad le sobresalta y le inspira apóstrofes, elegías y amenazas.

    –Ese españolismo se encrespa cuando cualquier majadero arranca una bandera, pero permanece inmóvil, sosegado, confiadamente mudo, cuando hombres hábiles, consagrados con obstinación al servicio de un odio, van cortando hilo a hilo el amarre espiritual con España.
  
Aragonés sentó a Raúl, pero era del foro. Guardiola sentó a Villa, pero era de izquierdas. Mourinho ha sentado a Casillas… y aquí arde la España de Móstoles, 1808:

    –Somos españoles y es necesario que muramos… contra unos pérfidos que nos quieren imponer un pesado yugo… Procedan vuestras mercedes, pues, a tomar las más activas providencias para escarmentar tal perfidia
  
Cuando Del Bosque no era marqués y sentó a Casillas porque César le parecía mejor, me quedé solo un par de veces denunciando, desde las nobles páginas de Opinión, el error que se cometía con un chico señalado por la baraka y que me parecía el Osel del fútbol: Osel Hita Torres para el mundo, y para los budistas, Tenzin Osel Rimpoché, aquel niño granadino que con seis años de edad fue identificado como la reencarnación del lama. Nadie me hizo caso y luego vino el esguince de César en Glasgow y el frasco de colonia cañetera en Corea.

    Hoy Casillas es el tótem de la tribu periodística, y ya sabemos por “La rama dorada” de Frazer que no se puede hacer astillas de un poste totémico sin que los salvajes crean que se ha agraviado a la divinidad.

    Y todo es furia contra Mourinho.

    Cruyff enviaba a Talín a la desesperación del balón bombeado, y decían que era (¡claro que lo era!) un genio. Mourinho (¡otro genio, coño!) envía a Ramos (yo creo que en Málaga lo envió para alejarlo de la propia defensa), y dicen que es un tuercebotas.

    Mientras, Messi renueva su contrato grouchiano, que va a contrato por gol. ¡Y qué goles! Son como ojos de sebo en el agua chirle del tiquitaca. Goles de pasillo (el pasillo que le abren los contrarios para que marque) y con escolta arbitral. No eres equipo canónico si no te has dejado hacer un “hat-trick” de Messi.

    –Señores justicias de los pueblos a quienes se presentare este oficio: protejan a Messi.
  
Y enfrente, Cristiano arrancando goles como si fueran muelas. Recibidos, ambos, a cantazos en los pueblos de España, lo tenía más fácil Borrow para vender biblias protestantes que Cristiano para hacer goles blancos.

LA ZEJA PATRIÓTICA
Además de los brigadistas de Argentina y Reino Unido, en apoyo de las fuerzas patrióticas aparece Echanove (patriota de “Un país para comérselo”), que sería nuestro Dan Seymour, el entrañable capitán M. Renard en “Tener y no tener”, de Howard Hawks. Estos apoyos explican el último alegato de Rosell: “Si un día Catalunya fuera independiente, yo no tengo ninguna duda de que el Barça jugaría la liga de la LFP. Como el Mónaco juega la liga de Francia. Todo el mundo tranquilo, porque en la Cataluña independiente también habría Barça-Madrid”.
La Antiespaña es Mourinho.

Dan Seymour (capitán Renard) con Bogart en Tener y no tener