viernes, 6 de julio de 2012

Sara

Alonso

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Perdimos un eslabón y hemos encontrado (es materia de fe) un bosón, el bosón de Higgs o partícula de Dios, aunque, si Dios fuera Higgs, hablaríamos de Dámaso Alonso, que es a quien se da un aire Higgs.

Hombre y Dios.

Si Hombre falla / otra vez el vacío y la batalla / del primer caos y el Dios que grita “¡Entro!”.

Y “el presunto ladrón del Códice Calixtino iba a misa”, titula el periodismo global en español. Como Dívar, vamos.

El bosón de Higgs, ese novio de Dios, es la misma lata que el balón de Íker, ese novio de Sara.
A Sara, nueva Mari Carmen Izquierdo del fútbol, la critican por novia de Íker, igual que a Soledad Becerril, nueva defensora del Pueblo, le afean ser marquesa, como Del Bosque, para quien, sin embargo, el marquesado les parece poco a los periodistas.
La diferencia está en la ideología.

El progresismo, con todos sus ismos benéficos, es una religión para bautizados.

Becerril es marquesa, pero de derechas, y Guerra puede decirle lo de Carlos II vestido de Mariquita Pérez sin miedo a que el feminismo le pegue un arreón. Y Del Bosque es marqués, pero con un artículo de fondo de Peces Barba en el bolsillo que acredita una raigambre ugetista.

Cuando lo de Dívar, el periodismo más callejero puso el grito en el cielo porque… ¡cenaba con un señor!, siendo de misa diaria, es decir, lo bastante de derechas para librar a sus acusadores de la pringue de la homofobia.

El fútbol del Barcelona es de izquierdas, el fútbol del Madrid es de derechas y las críticas a Sara vienen de que Íker todavía va de centrista, aunque el padre de Xavi lo acerque a los “valors” de la Masía, donde hasta Balotelli pasa por canterano.

Bosón de Higgs, ¿dónde está tu grandeza?

Higgs