miércoles, 9 de mayo de 2012

Carpe diem

Aspecto de Las Ventas en la corrida del Dos de Mayo
Ni políticos ni escritores ni crítica

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Consternación en el periodismo por la “levantá” de periodistas en la sala de prensa ateniense a la llegada del nazi griego.

    Pero, si el periodismo frecuentara a Platón, vería a Protágoras paseando por un patio, acompañado por media docena de discípulos obligados a las más extravagantes maniobras para no quedar colocados delante de él y recuperar su lugar detrás del maestro cada vez que éste “con gran elegancia” da media vuelta y vuelve sobre sus pasos.

    El patio de Protágoras sería como esa carpa ("Carpe diem") del Arte y la Cultura levantada en la plaza de Las Ventas, no para los toros que no caben en El Batán, como decían los castizos, sino para políticos y escritores de ocasión.

    La fiesta agoniza por falta de toros y lo que nos traen es, en vez de toros (toros de lidia, toros del viejo Ministerio del Interior, antes de Gobernación), políticos y escritores, que además no van a los toros.
    
Si la mitad de políticos y escritores de la carpa hubiera ido a los toros qué menos que el Dos de Mayo, día en que los gastos corren por cuenta del contribuyente, siendo la política y la literatura dos industrias estatales, no hubiéramos pasado tanto frío en la plaza los cuatro gatos (contando los Erasmus) que fuimos para ver a El Fundi de goyesco.

    Cuatro gatos más Jorge Laverón y El Chino de Leganés, que una tarde de clavel le gritó a Dragó: “¡Eh, tú, el de los libros! ¡Yo no he leído ningún libro y sé más de toros que tú!”

    Los toros son cultura, pero de la otra: la de los que van a los toros (todo el año). La carpa, querido Wert, es la valdanización de los toros, y contra eso no traerá San Isidro una “levantá” popular.

Abella, Alipio y Manzano, representación política en la corrida del Dos de Mayo