viernes, 27 de abril de 2012

Gorrones sin freno

"Invasión", cartel de Kustodiev
 sobre la huelga de Moscú, 1905

Cristina Losada
Libertad Digital
Trece convoyes del Metro de Madrid sufrieron un sabotaje simultáneo que afectó a ocho mil usuarios. Unos individuos activaron los frenos de emergencia y provocaron la paralización de los trenes. Hicieron la faena con los trenes detenidos y por ello no hubo que lamentar más daños que la pérdida de tiempo, si bien los minutos son muy valiosos en una gran ciudad y en hora punta. En fin, ya se sabe quiénes fueron. ¿Unos vándalos, unos delincuentes, unos incívicos pandilleros o, como dirían allá, unos patoteros? No, señor. Entérese, lea la prensa. Fueron unos activistas. Unos idealistas, vamos. De esa clase de gente comprometida, que lucha por una buena causa y por el bien del prójimo, arriesgándose incluso a la sanción y al castigo. Así, en virtud del salvoconducto moral y legal que se entrega graciosamente al que alega voluntad de protesta, unos gamberretes de cuarta regional han salido en los papeles, en algunos papeles, con el grado de activistas.

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