jueves, 26 de abril de 2012

Triunfo de los débiles

Aficionado del Bayern en mi salón

Francisco Javier Gómez Izquierdo

Los que creemos saber de fútbol no escarmentaremos jamás y no nos cansaremos nunca de sacar argumentos de una desgastada y deshilachada alforja para explicar la sencillez demoledora de un resultado imprevisto. Mi certeza ante una final española ha quedado en estulticia de  agorero que no acaba de comprender lo que hace grande al fútbol y que no es otra cosa que los resultados imprevistos. En realidad, la adicción drogodependiente  que representa el fútbol en muchos de nosotros se fortalece con cada victoria del débil, que causa tanta alegría entre el ganador como frustración en el perdedor.

         ¿Acaso son débiles el Bayern y el Chelsea? Pues mire usted... no, pero sus plantillas y su forma de jugar son bastante inferiores a las de Madrid y Barça.

     Consciente de su desventaja,  el míster de los ingleses planteó la batalla que abre el camino de la gloria sin importarle el “qué dirán” y guerreó a la italiana en táctica asfixiante, que puede parecer afrentosa pero que demostró ser efectiva cuando más se necesita.  El alemán Heynckes ganó a la alemana, convenciendo a sus pupilos de ser los mejores hombres de Europa y, curiosamente, ambos entrenadores usaron de un delantero centro que en el balompié español sería enterrado por la mala educación de los aficionados alimentada por un periodismo que mira y no ve.

     Personalmente creo ( permítaseme reflejar una pequeña explicación ante el doble desastre de la semana) que Guardiola se ha obsesionado con la defensa de tres. Un auténtico suicidio por muy concentrado y solvente que sea un equipo. Cada vez que el Chelsea pasaba de la línea de medio campo, el universo culé temblaba, y eso que se puede contar con los dedos de una mano tal atrevimiento inglés.  Ante una pérdida imprevista de balón, Xavi no puede alcanzar jamás a Ramires, por muchos Gorgias que intenten convencernos de la victoria  de la lenta tortuga corriendo contra la liebre. Y luego está Valdés..., un portero con reflejos al que le falta nivel técnico y una brújula que le sitúe en el área. Posiblemente el Barça no haya merecido caer, pero venía de perder ante “el enemigo ancestral” y no tuvo tiempo de superar el KO.  

    Si la Copa de Europa es el auténtico vellocino de oro de los grandes clubs de fútbol, el Jasón de la temporada, y más después del baño de autoestima en el Nou Camp, era Mourinho. Dice el mito que Jasón apareció descalzo del pie izquierdo y por eso fue reconocido. Uno no se ha fijado en los zapatos de Mou, pero son miles los que le ven renquear del remo zurdo y millones los que le encuentran la tara en el derecho. El primer tiempo del Madrid- Bayern fue uno de los grandes espectáculos futbolísticos mundiales de un año pródigo en ellos, y en el que tanto ha contribuido el Athletic de Bilbao. Con el gol de Robben llegó la táctica y los jugadores alemanes nos parecieron mejor de lo que son. Ni Di María ni Özil (¡ay, Özil!) mostraron los galones. A Xabi se le ve cansado. Cristiano tiene derecho a fallar un penalty y Casillas no está capacitado para multiplicar milagros cada tarde. Mourinho no puede controlar todos los estados de ánimo, pero entre ésos “pseudomadridistas” que detecta y detesta seguro que hay explicaciones científicas que aclaran la eliminación.

      ¿Y si resulta que todo se reduce al cansancio de los Xavis?


Sombra y luz