martes, 20 de septiembre de 2011

Covarrubias y la princesa Cristina

Fundadores de Covarrubias

Francisco Javier Gómez Izquierdo

En uno de los continuos disparates gubernamentales de esta España nuestra, a mi amigo Alfonso y a mí se nos ocurrió escribir al consulado de Noruega, por parecernos nación seria, solicitando nos concediera la nacionalidad o un documento que reconociera nuestra predisposición a ser noruegos. Noruega es país cabal y no gasta ministros como aquél “de fregar cayó Caldera”, y por supuesto no nos hicieron ni puñetero caso.

No crean ustedes que la elección nórdica fue al azar. En mi oficina tengo puesta una fotografía de la princesa Cristina de Noruega, enterrada en el precioso pueblo de Covarrubias y tengo harto al amigo Alfonso, de tanto ensalzar las supuestas y seguras virtudes de la princesa y la espectacularidad del pueblo junto al Arlanza. Al lado de la princesa también tenemos una banderita de su país. A mi amigo le he trasladado la preocupación por los desprecios que España ha tenido con Noruega y que el príncipe Felipe se “desapartara” de Eva Sannum nos puso en disputas con muchos parroquianos.

Todos los años, sin perdonar uno, me acerco a comer un día a Covarrubias... y a saludar a la princesa Cristina, una leyenda de la que se ha puesto de moda escribir libros. A esta criatura la casaron con otro Felipe, hermano de Alfonso X el Sabio, pero el tío se hizo casi obispo en cuatro días por temas de rentas, bajó a las Andalucías y dejó a la esposa abandonada en la Demanda. La Historia, que suele tener charcos apócrifos, cuenta que Cristina murió de pena encerrada en la colegiata de San Cosme y San Damián. Allí, sobre un ataúd de piedra, las solteras que buscan novio aún tocan una campana llamando al amor y mirando la bandera de Noruega. El sepulcro del infante lo encontré en Villalcázar de Sirga, pueblo en el camino de Santiago, y como estaba muy bien labrado en piedra compré una postal y la puse en un cuadro que tengo colgado en el comedor de casa. A los que me visitan les cuento lo mal bicho que era y la poca educación que tuvieron nuestros nobles con las mujeres noruegas.

Me alegra mucho la noticia del Diario de Burgos que don Ignacio saca en Salmonetes... y como la ermita de San Olav era una deuda ya más que afrentosa para los que creemos en la palabra de Castilla, esta noche me he tomado un clarete mirando la tumba del Felipe medieval. Mando unas fotos de Covarrubias para que comprueben que es pueblo singular.

Colegiata

Homenaje al milenario de Fernán González

Cristina de Noruega

Covarrubias

Covarrubias

Sepulcro en la pared de mi comedor