miércoles, 15 de junio de 2011

Los premios de Telemadrid

Talavante y su Cervato
¡Ole el toreo moderno!

José Ramón Márquez


Seguimos a vueltas con los premios. Ahora, Telemadrid, la prescindible cadena autonómica, fuente de gasto sin tasa y de dudosísima justificación, ha otorgado sus premios taurinos de San Isidro. Dado que el crítico oficial de la cadena se dedica a la ingestión de bocadillos y emparedados durante la lidia del cuarto toro, entendemos que todos aquellos astados que han saltado al ruedo en cuarto lugar quedan fuera de la piñata, por la imposibilidad manifiesta de que el pundonoroso comentarista sea capaz de sostener simultáneamente en sus dos manos un bocadillo envuelto en papel aluminio, una lata de refresco, un bolígrafo y un papel donde apuntar. A lo tonto, de esta manera nos hemos quitado de encima veinte toros.

El jurado que concede este galardón está compuesto por los señores Adolfo Suárez Illana, Joaquín Bernadó, Pedro Antonio Martín Marín, José Antonio Donaire, Manuel Molés, Carlos Ilián, Pío García Escudero, Silvia Camacho y Miguel Ángel Moncholi.

¿Qué decir? Para cada uno tendríamos una frase, pero nos quedaremos con tres de ellos para no abusar: Molés, el Doctor Zaius, el jefe de Moncholi, a quien no le afectan las incompatibilidades, en la SER; Silvia Camacho, que vende sus utreros a Matilla para que los recríe, escrupulosa ganadera; Carlos Ilián, que predica unas cosas en Marca y luego echa el trigo a las mismas palomas que todos los demás. Basta. La piñata de premios de tan selecto grupo ha ido para Manzanares, “por su actuación en conjunto”, y para el toro Cervato de El Ventorrillo, lidiado antes justo del bocata del 17 de mayo, y del que en nuestras notas pusimos: “Un puyazo, muy noble. Tonto en la muleta”. Lo esperado: todo a favor del ‘trust’: Manzanares/Matilla/Fidel San Román/Juampedro, misma cosa, paisa. Ni asomo de casta: ni en el torero, que se rajó de manera vil con el único toro que imponía un poco de respeto de los seis que mató; ni en el toro, tontuna bóvida adiestrada para embestir; ni en el jurado, previsible hasta la náusea sólo con leer los nombres que lo componen.

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Algún día de la feria que he almorzado en casa ha coincidido que salían en la TV los resúmenes didácticos de la Feria que hacía el Dr. Moncholi, tan vacuos, engolados y rellenos de falsa campechanía, en los que su apuesta incomprensible y constante era por el corte de orejas. Me llamó la atención la ansiedad de este hombre por el corte de orejas, como si eso tuviese algo que ver con el toreo o con los toros. ¿Acaso se las imagina a la plancha o guisadas? Y es que yo siempre pensé que Miguel Ángel Moncholi haría mucho mejor papel como crítico gastronómico de tipo ‘gourmand’ que el que a duras penas hace como comentarista taurino.