jueves, 28 de abril de 2011

El "¡oooohhhh!" de Pep Guardiola

Bahamontes, arquetipo del actual joven hispánico

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Económicamente, y desde el fondo de los tiempos, España es una hormiga que mima al pulgón de la política a la espera de sus secreciones azucaradas. Y, sin embargo, la juventud, según las últimas encuestas, no conoce el proceso y tampoco parece muy interesada en conocerlo. ¿Por qué?

Decimos “juventud” y no “los jóvenes” porque eso dice que hay que decir el catón de la Educación para la Ciudadanía o Formación del Espíritu Nacional, que se reduce a inculcar en la juventud las dos ideas populistas del franquismo: la bicicleta para el asfalto, y para la vida, el “haga como yo, no se meta usted en política”.

La juventud española se mueve en bicicleta y no se mete en política, salvo los sobrinillos de los que ya están metidos, “porque alguien tiene que continuar”. Es famosamente el caso de Bibiana Aído y Leire Pajín, que no van en bicicleta, pero que tienen cara de hacerlo, y que no saben de política, pero que están metidas en política, como sus padres.

Rusia y España, unidas como fuerzas hermanas... Y sólo se verán tractores y manzanas, panes y juventud sobre la tierra–cantaba Miguel Hernández, el poeta cabrero del disco de Serrat.

Luego vino Franco y lo que se vio entre la juventud eran bicicletas, que es una cosa que el español lleva en el alma desde Echegaray, que fue Nobel de Literatura y presidente de la cosa ciclista, y ahí tenemos ahora a Contador, y antes a Indurain, y antes a Perico, y antes a Ocaña, y antes a Bahamontes, ganando todos los veranos el Tour de Francia, ese país que nos fascina por su facilidad para pasarse la vida haciendo revoluciones para volver al antiguo régimen...

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