miércoles, 27 de octubre de 2010

Las cosas de Melquiades, el esquilador (VII)



MELQUIADES ENAMORADO


Francisco Javier Gómez Izquierdo


Entre Semana Santa y el Corpus, Melquiades encargó unos cuantos tableros y una especie de vigas de madera que Lalo fue bajando de su camioneta a la puerta de la cantina.

-Esto es porque va a venir mi novia.

Melquiades enamorado.

-Sí, Javi, sí. Estoy enamorado. No pensaba que me pudiera pasar a mí, pero ya ves...

Y Melquíades soltó una risa picantuela que él catalogaría de "modorra". En España había expectación por la posible llegada de Felipe González a La Moncloa. En Salgüero, por la llegada de la novia de Melqui, que encima era francesa.

En el verano del 81, Melquiades había hecho uno de esos viajes sin rumbo por la Castilla Occidental, y paseando por las terrazas de la Plaza Mayor de Salamanca su habilidad malabarista con cuatro manzanas se paró ante una mesa ocupada por francesas.

-Supe que eran francesas por el habla y les dije en un francés de París que sólo quería que me invitaran a un vino.


Los colchones de lana

La dulce voz de D. le trastornó. Se colocó de camarero para poder cortejarla como si fuera un caballero, y cuando D. volvió a la Francia, Melquiades se vino a Burgos. El contacto con la amada era por carta, y de las ardorosas palabras pasaron a los hechos. D. hizo la maleta, cogió a su hija y se montó en una furgoneta Renault verde como el pino verde, con rumbo a Salgüero de Juarros.

-La cama tiene que ser de dos metros y medio por dos metros. Es que D. tiene un poco jodía la espalda.

En la zona de vivienda de la cantina, Melquiades clavó las tablas, formando una especie de tarima levantada, sobre los tres largos maderos cilíndricos que atravesaban por los lados y el centro las tablas. La forma era la de un palé sin rendijas. Un palé plano que se hizo dentro de la habitación, pues no hubiera entrado por la puerta. Encima puso un colchón de lana de oveja.

No ha habido cama de matrimonio hecha con más amor.

Salgüero, Mozoncillo, Santa Cruz, San Adrián, Cueva, Cuzcurrita, San Millán, Palazuelos, Ibeas... todos apellidados de Juarros, fueron pueblos que conocieron y admiraron la cama de Melqui con mucho mayor interés y curiosidad que si contemplaran la Cartuja de Miraflores o el Monasterio de las Huelgas, dicho sea sin ánimo de faltar.

Mi memoria es muy traicionera, pero D. y su hija Do. llegaron antes de la Romería de San Juan de Ortega, a la que la tradición obligaba asistir a 30 pueblos. Entre los 30, Salgüero.


Esquilando en zona VIP