lunes, 25 de octubre de 2010

Angelines la Ministra y sus fantasmas

Chema

José Ramón Márquez


Angelines la Ministra ha descubierto el gustillo de los ceses, que es donde se sustancia el Poder. No contenta con echar al Subdirector de Museos y a la directora del Arqueológico, también le ha dado gusto al gatillo en su mundillo del motion picture, aunque en España las películas suelen adolecer bastante de lo de motion, y ha puesto en la calle al tal Guardans.

Bien empezamos. Hay que ver con qué importancia se lo trajo la tía desde Barcelona, que vino a sustituir al rácano de Fernando Lara porque daba cosa verle entrar al Ministerio, que parecía que iba a pedir la subvención para La Farola en vez de a repartir la millonada del cinematógrafo. Puso Angelines fuera a Lara, que se fue el hombre con los centimillos en los bolsillos, igual que había llegado, y estrenaron en la Plaza del Rey ‘Bienvenido Mr. Guardans’, que apareció hecho un pincel con su traje de buen paño y mejor corte, y todos tan contentos, que parecía que Angelines se traía a Madrid al oráculo del cine y hasta le llamaba amigo, término que en manos de alguien que se dedica a la política sabemos que no tiene significado alguno.

Bueno, pues el tal amigo, que yo creo que es mejor decir el amiguete o coleguilla, le ha durado dos telediarios; vamos, que ni siquiera ha llegado a cumplir el añito, el hombre. Nada más que la pobre Angelines la Ministra ha visto que ella no había sido víctima del pase de la guadaña de su jefe, no se lo ha pensado dos veces y ha puesto de patitas en la calle al jurista barcelonés, por si acaso se quiere volver a Estrasburgo, que no sea por ella.

Dicen que entre los pecados del muy osado de Ignasi (sic) está el de sugerir que quizás era ya el momento de poner a otra persona al frente de esa institución fantasma que se llama Filmoteca Española. Desde hace veinte o veintiún años -se dice pronto-, ese organismo lo pastorea uno de los más afamados abrazafarolas de Madrid, el impar Chema Prado, una especie de Dorian Gray gallego, incombustible ante la PSOE y ante la PP. Dicen que, precisamente, su flotabilidad de cuatro lustros se debe a su condición de gallego que sube y baja simultáneamente las escaleras sin que nadie pueda adivinar el sentido de su marcha. Se dice que cuando Chema el Eterno percibió los cuchillos cachicuernos en derredor suyo movió sus hilos, sus amiguetes y sus conocimientos y que eso fue lo que ya precipitó fatalmente el fin de Guardans y la llegada de Cuadro, que es un magnífico nombre para alguien de la cultura.

Entretanto, la pobre Filmoteca en las manos de Chema es una de las instituciones más prescindibles de la vida cultural madrileña, sólo comparable en inanidad a esa inutilidad onanista llamada Residencia de Estudiantes. Veinte o veintiún años de Chema sólo han servido para que la Filmoteca Española (antes Nacional) sea cada vez menos y menos y menos. La explicación más plausible de este efecto es también que Chema es gallego, pero Angelines la Ministra se guardará mucho de tomar cartas en ese asunto. Por dar ideas, se la podía ocurrir mandarle a habitar la casa de Luis Buñuel ésa que nos hemos comprado los españoles en México; con Chema, la casa tendría además un fantasma.