sábado, 24 de abril de 2010

MANIFA GAY EN MI CURRO

Pepe Sacristán, cabecilla chinchonés del actual agit-prop
contra la justic ia democrática, en su época de cabecilla del agit-prop
contra el franquismo que lo mataba a trabajar.
¡Todos los días tocando la pandereta bajo los balcones de El Pardo!



Jorge Bustos

Qué desilusión, oigan. La épica es ya inasequible. Cuando el jueves el colectivo LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, creo que no me dejo nada) anunció su manifa ante mi redacción, uno espe raba una tenida más lustrosa y disputada. En una España con cuatro millones de parados, un Gobierno haciéndose la picha un lío con la reforma laboral y unos sindicatos batiéndose bravamente contra Franco, se dan pocas oportunidades al esparcimiento tan pintiparadas como una concentración gay a la puerta. ¡Quia! Ni vino Zerolo ni siquiera el Follonero, afinado hurón de Roures, que lleva la ortodoxia del periodismo en un carrito, como decía Pemán de los fundamentalistas democráticos. Cuando alguien dice algo que no le gusta al Follonero, éste le retira la credencial de periodista, la devuelve a su carrito y se va. Nervioso anduve desde que Público anunció que venían los monfloritas a llamarnos fascistas, haciéndose acompañar de tres lecheras policiales que los protegiesen de nuestros hipotéticos garrotazos mismamente como si fuéramos comunistas, que han sido los más aplicados ejecutores de homosexuales de la historia, extremo que quizá desconozca el Follonero. Cuando bajé al lío, lo que vi me hizo sentir como se sentirá Pajín el día después de que concluya la Presidencia europea. ¡Oh, melancolía! ¡Qué convocatoria exigua, qué cánticos trillados! Vinieron también los voluntariosos de HazteOír, figurándose un Waterloo de los derechos civiles que no llegó ni a Perejil. El digital del pedregoso Sopena, que se llama El Plural cuando por univocidad ideológica y número de seguidores le encajaría mejor El Singular, informó de que la presencia policial interpuesta entre ambas aceras había evitado el “enfrentamiento”. El único enfrentamiento de la tarde era el de Cristiano con la defensa del Almería, a la que sentó con la falta de humildad acostumbrada. La marcha tornasol acabó desleída en gris de ceniza islandesa. Para huir de este prosaísmo epocal veré de opositar a la Audiencia por heredar al díscolo Garzón.

(La Gaceta)