lunes, 14 de septiembre de 2009

OJO POR OJO



El fotógrafo Javier Aramburu irá a los tribunales contra la cineasta Isabel Coixet, acusada de apropiarse de una fotografía del primero para el cartel de la última película de la segunda. "Lo irónico del hecho -opina Aramburu-, es que Isabel Coixet, que se ha manifestado en varias ocasiones como una acérrima defensora de los derechos de autor, y que ha denunciado la marginación, silencio y discriminación de autores españoles, haya sido la que ahora ha ejecutado personalmente el atropello a un joven creativo español."
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EL PLAGIO es el último absurdo a que conducen los apologistas de la personalidad y el individuo. Es el desconocimiento de la comunidad espiritual de la especie. ¿Qué le importa a la humanidad que una nota del gran himno vuelva a ser cantada por otro cantor? ¿Por qué excluir del mundo que crea el hombre la posibilidad de la repetición, cuando aún la naturaleza la acoge como una de sus formar predilectas? Se necesitaba el advenimiento del reino de los abogados -siglo XIX- para que se colocaran estacadas y cotos en el dominio del espíritu. ¿Qué importa que las ideas se tomen directamente del espíritu divino o de su exposición humana? El plagio y el respeto que impone a los timoratos es contrario a las leyes que presiden la vida de las ideas. Una idea vive y deja de ser cosa muerta mientras existe alguien que la sostenga, discuta y defienda aun a costa de la propia vida. En todos los momentos de la historia del mundo han estado presentes al espíritu de los hombres todas las ideas. Las voces escogidas, los pensadores escogen algunas y con ellas dan carácter a una época, llenándola de inquietudes, intolerancias, martirios, etcétera...
Así pues, casi no hay idea que no haya sido expresada ya, y la novedad significa sólo olvido, ignorancia de la época presente. Los eruditos sólo están atentos a las ideas que se comienzan a olvidar.
Julio Torri
De fusilamientos
Ave del Paraíso Ediciones, 1996